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MARIDAJE
ENTRE EL VINO Y LA COMIDA
Maridajes
con: Aperitivos. Sopas consomés y cremas. Ensaladas y verduras. Huevos.
Legumbres, guisos y platos de cuchara. Pastas y arroces. Pescados y mariscos.
Carnes. Empanadas y pizzas. Quesos. Postres.
Maridaje, en una de las acepciones de la
RAE, es la unión, analogía o armonía con que varias cosas se ensalzan o se
corresponden entre sí. Así en gastronomía, se podría definir como la
combinación natural entre una comida y la bebida que va mejor con ésta. De este
modo el maridaje entre el vino y
la comida seria el proceso de “casar” metafóricamente a un alimento con
un vino con la intención de realzar el placer de comerlos (1).
Teóricamente la norma es muy sencilla: que el vino potencie el sabor del plato
y que el plato no enmascare el sabor del vino. Sin embargo, en el maridaje no
hay verdades absolutas ya que como dice el refrán: sobre gustos no hay nada
escrito. Y además, porque casi todo el mundo tiene sus propias ideas sobre qué
tipo de vino es el más adecuado a cada comida. Es una cuestión de gusto, de
paladar, de educación, etc.
No obstante, es algo más de que: “el vino blanco para pescados y el tinto para
las carnes”, entre otras cosas, porque hoy hay una gran variedad de vinos
y, porque la calidad de los mismos ha aumentado muchísimo desde que se acuño la
citada frase. Sin embargo, sí hay unos principios básicos que deben regir a la
hora de decidir los vinos para una determina-da comida. En este sentido son muy
interesantes las reglas que nos ofrece Jackie Dodd (2) sobre los
principios básicos del maridaje, lo que nos permitirá disfrutar más de la
comida:
-
Regla primera: Ácido necesita ácido.
Cualquier alimento con un nivel alto de ácido, es una combinación perfecta para
un vino ácido.
- Regla segunda: Taninos necesitan grasa. Los
taninos son el componente astringente en el vino tinto que le da estructura y
puede provocar esa sensación amarga, rugosa en la parte posterior de la
garganta. Esto necesita la grasa para mantener el equilibrio. La grasa
suaviza los taninos y traen un tacto más suave.
- Regla tercera: El pescado marida con ácidos y no con taninos. Todos
oímos: vino blanco para pescado, vino tinto para carne roja. La razón
de ella es el ácido y los taninos, y no del color. Si usted está sirviendo
pesca-do, hay que pensar en el vino como lo haría con un chorrito de limón en
la parte superior (vino ácido).
- Regla cuarta: Marida el vino con los sabores dominantes. Esta
es otra razón para ignorar la vieja regla de Blanco para blanco, Rojo para el
rojo. Si la salsa en el plato es el sabor dominante maride el vino con el sabor
dominante de la salsa. Piense en el sabor dominante del plato sea el que sea.
- Regla quinta: Picantes necesitan azúcar. Con
picante un vino de taninos de alta graduación, resulta pesado. El alcohol se
intensifica con el picante. Los azucares del vino se alteran con el picante.
Ira bien un Gewürztraminer o un Riesling, vinos muy aromaticos y afrutados,
como los Alvariños.
- Regla sesta: Dulce necesita más dulce. El
vino debe ser más dulce que el postre. Tomando un sorbo de Porto dulce
antes de una torta transformará completamente los sabores de ambos
elementos.
Aplicando estas reglas, de forma aproximada, al
maridaje de una serie de platos, más o menos corrientes, le irían los
siguientes vinos:
-
Charcutería: blanco con cuerpo, fino
o manzanilla.
-
Aperitivos: cava, fino, manzanilla.
-
Foie-gras: blanco licoroso, tinto de
mucho cuerpo.
-
Ensaladas: No es recomendable
servir vinos.
-
Sopas, cremas: blanco con cuerpo.
-
Setas: tinto ligero.
-
Legumbres: tinto joven.
-
Verduras: tinto ligero.
-
Pastas: blanco, rosado, tinto ligero.
-
Arroces. Rosado, tinto ligero.
-
Huevos: cava, blanco con cuerpo, rosado
-
Mariscos: cava, blanco joven muy
seco, albariño, fino o manzanilla.
-
Pescados: cava, blanco joven seco,
fino o manzanilla.
-
Aves: tinto ligero, rosado.
-
Cordero lechal: tinto joven, tinto
viejo con cuerpo.
-
Cordero asado: tinto con taninos.
-
Ternera: tinto ligero.
-
Vaca: tinto viejo con cuerpo.
-
Cerdo: tinto ligero, tinto con
cuerpo.
-
Caza de pluma y pelo: tinto
ligero, tinto viejo, tinto con cuerpo.
-
Caza menor: tinto ligero, tinto
viejo, tinto con cuerpo.
-
Caza mayor: tinto viejo, tinto con
cuerpo.
-
Quesos frescos: blanco con cuerpo,
tinto joven.
-
Quesos azules: tinto ligero.
-
Quesos curados: tinto ligero, tinto
viejo o con cuerpo, “sauternes”.
-
Postres: cava, vino dulce, Pedro
Ximénez, Oporto.
Y
si le damos la vuelta, esto es, que platos acompañan a determinados vinos, nos
encontraríamos con lo siguiente (1):
-
Los vinos generosos acompañan bien un
aperitivo.
-
Los vinos tintos ligeros (jóvenes)
acompañan muy bien al cordero asado, a la carne de ternera, a la de ave, las
pastas, las verduras, la paella, los embutidos, los huevos fritos, el jamón y
las sopas a base de carne.
-
Los vinos tintos de cuerpo (crianza,
reserva, gran reserva) van muy bien con los guisos y los estofados, el buey,
los platos de caza, las legumbres, y los quesos fuertes y fermentados.
-
Los vinos rosados pueden acompañar
bien a las paellas y arroces.
-
Los vinos blancos secos ligeros
acompañan muy bien a ostras, langosta a la plancha, langostinos, gambas,
cangrejos de río y mariscos en general.
-
Los vinos blancos secos son
acompañantes ideales de calamares, pescados cocidos, los fritos o asados, el
centollo, la langosta con mayonesa, el jamón, las chuletas de cordero, los
caracoles, las sopas de pescado y los huevos.
-
Los vinos dulces son excelentes para
acompañar los postres con chocolate, los
hojaldres y los bizcochos
(el foie-gras puede acompañarse
por
un vino blanco dulce tipo "sauternes").
-
Los cavas pueden utilizarse a lo
largo de toda la comida con independencia del plato, debiendo ser
preferentemente muy seco (tipo "brut").
No
obstante, maridar no es sencillo y hay una serie de alimentos muy difíciles de
maridar con vino (3), bien porque los
componentes de éstos reaccionan químicamente con los del vino, generando
sabores desagradables, bien porque ciertos alimentos son demasiado fuertes y
matan cualquier vino. Se recomiendan no acompañar con vino los siguientes
alimentos (3):
- Alcachofas: Contiene cinarina, un componente químico que afecta de
diferentes maneras, y en cualquier caso siempre desagradablemente. En ciertos
individuos produce un sabor metálico en el paladar, bastante desagradable. En
otras personas, suele dar al vino sabor dulce. Además las alcachofas suelen
venir acompañadas con salsas fuertes como vinagretas.
-
Espárragos, espinacas y acedera: Contienen un componente químico similar al de las alcachofas. No
obstante el efecto en boca es más reducido, por lo que pueden incluirse vinos
en el maridaje pero siempre con mucha cautela.
- Huevos: El huevo cocido tiene un efecto tánico. En boca
saturan y anestesian las papilas gustativas, impidiendo la apreciación de
sabores de forma correcta. Preparados de otra forma, o formando parte de otro
plato, el efecto desaparece.
- Ahumados: Para muchos son los peores enemigos del vino. Sus
aromas a humo estropean el paladar del vino. Cómo única alternativa, si se
exige acompañar de vino habrá que elegir un blanco muy aromático y frutal
(albariños o godellos).
- Vinagretas: La acidez del vinagre aniquila cualquier vino con
el que se acompañen los platos que incluyan vinagretas.
-
Chocolate: El cacao contiene taninos muy
similares a los del vino tinto, por lo que mata los matices de éste. La mayor
parte de catadores, recomiendan no acompañar chocolate con vino. Cómo
excepción, se acompaña-ría con un vino dulce, siempre y cuando fuese potente y
concentrado.
Aperitivos.- Suelen ir bien los blancos secos,
generosos, espumoso brut o tintos jóvenes. Los patés de hígado o foie gras se
acompañan con blancos fermentados en barrica (Rías baixas, Godello de
Valdeorras, Somontano, Penedés, blancos de Chardonnay). Los vinos dulces y licorosos (Sauternes,
Vendimias tardías) van con el foie de oca o de pato. Los patés de carne
y caza se alían con tintos estructurados. La mayoría de los embutidos casan con
tintos de crianza. Sin embargo, para embutidos suaves, un blanco fermentado en
barrica o un tinto joven y frutal pueden ser la solución, pero para embutidos
más curados (lomos, morcones, cecinas, etc.) van tintos ligeros de cierta
crianza de tempranillo o cencibel.
Para los ibéricos, más fuertes y punzantes, la
salinidad de un fino o una manzanilla son un complemento de lo más acertado, aunque
un tinto crianza de poco cuerpo como los Riojas, también casará muy bien. Los
embutidos especiados y adobados, como el chorizo, el fuet, etc. maridan con
amontillados y tintos envejecidos en barrica no muy complejos y con cierto
cuerpo, como algunos Riojas, Navarra o tintos (2 años) de La Mancha o
Valdepeñas. Las morcillas con sabores
dulces se casan muy bien con tintos de tanino suave como el Merlot y las
chacinas en caliente (chorizo frito o al vino, salchichas al vino, etc.) con
tinto joven de garnacha, Navarra o tinto de segundo año de la Mancha o
Valdepeñas.
Sopas, consomés y cremas.-
El primer factor a considerar es el ingrediente que da sabor o aromatiza la
sopa. En aquellos casos en que la sopa o consomé contenga un determinado vino
es aconsejable acompañarlo con éste. En cualquier caso, el correcto maridaje de
vino y sopas o cremas requiere matices y distintas consideraciones (4):
El principal problema al maridarlos es la temperatura. Si se pretende tomar una
sopa muy caliente, la mejor es no acompañarla de ningún vino. No obstante, es
posible encontrar vinos que armonizan con las sopas, siempre que se tomen a
tempera-tura moderada. En general, las sopas requieren un vino blanco seco tipo
Alella, La Mancha, Rioja,
Rueda o Valdepeñas, que suelen tener cuerpo, o los amontillados. A las
sopas de pescado les van vinos muy secos o rosados. Las sopas como las cremas
frías de pescado casan con un Ribeiro.
Los purés y las cremas se maridan con un blanco
con cuerpo. Los vinos blancos muy secos están indicados para las cremas espesas
y los consomés. Para sopas y cremas se sugieren
vinos (4): “Amontillados, blancos muy secos, blancos criados en madera, blancos jóvenes y afrutados, rosados, claretes y cavas”. Los
amontillados y manzanillas le van al gazpacho y a las sopas especiadas y
fuertes. Los rosados se adaptan bastante bien a las cremas. Pero a la hora de
maridar sopas y cremas no hay por-qué olvidarse de los vinos tintos. Así, a una
sopa de verduras le puede ir un tinto joven de Mencia de la Ribeira Sacra, Monterrei o Bierzo, a las cremas calientes de carne
(gazpacho manchego, gachas), un tinto joven de Almansa o Yecla, o, a las sopas
de carne (de cocido) un tinto del año de Ampurdan-Costa Brava o de dos año de
cuerpo ligero, de Valdepeñas o La Mancha. Una crema de boletus se puede
acompañar con un vino tinto joven.
Ensaladas y verduras.- En el caso de las ensaladas hay que considerar que el principal enemigo del vino es el vinagre o el limón. De igual forma las salsas picantes, los berros, espárragos, alcachofas, afectan y deforman el sabor del vino (sabores metálicos y amargos). Por tanto si tenemos una ensalada aliñada con vinagre o vinagreta de sabor intenso, lo mejor es el agua, aunque se puede optar por un vino blanco con cuerpo y consistencia. Dependiendo de los ingredientes de la ensalada, se puede optar asimismo, por una manzanilla, por finos de Jerez o incluso por blancos jóvenes de Verdejo, Chardonnay, Godellos (Valdeorras, Monterrei) Ribeiros o Rías Baixas. Si la ensalada lleva legumbres, pasta o arroz, será más recomendable un rosado o un tinto joven.
Pasando ya a ensaladas concretas podemos
seguir las recomendaciones de la “Enciclopedia
de Gastronomía” (5):
-Verdes sencillas: Blancos poco ácidos, como los de la zona Centro: Vinos de
Madrid, Mondéjar, Valdepeñas, La Mancha.
- De hortalizas y conservas
(atún, caballa): Blanco de Albillo de Vinos de
Madrid, blanco de Rioja o Rueda, rosado de color claro, como los de Najerilla,
en Rioja.
- Templadas (con mariscos o
foie gras): Blancos fermentados en barrica de Rioja,
Navarra, Somontano, Penedés, Costers del Segre.
- De legumbres: Tintos jóvenes de La Mancha.
- De pasta o de arroz: Rosados ligeros de Conca de Barberá, Ampurdán-Costa Brava,
Valencia o Utiel-Requena.
- De mariscos (salpicón,
cóctel de gambas): Blancos aromáticos, como
moscateles secos o levemente abocados, blancos de Alella o blancos semisecos
con crianza de Rioja o Penedés.
Con
platos de verduras, habrá que considerar si la verdura es el ingrediente
principal o secundario (en arroces y guisos de legumbres). La materia principal
es la que debe determinar el vino. En general el vino rosado es un buen aliado
para platos cuyo protagonista sea la verdura. Rosados y blancos jóvenes son una
buena opción para verduras a la brasa o a la plancha. Si se trata de una
menestra de verduras, un tinto ligero, joven y fresco o un blanco joven pueden
ser interesantes. Para verduras y hortalizas en general se puede pensar en un
Txacoli y hasta en un espumoso de Chardonnay o algún vino generoso, como el
palo cortado y el fino para las alcachofas. A las setas salteadas o a la
plancha les va bien un tinto joven ligero o con poca crianza y a las guisadas
un tinto de cuerpo medio con crianza en barrica no muy prolongada.
Huevos.- No es fácil maridar huevos con vino,
especialmente los cocidos, aunque hay quien recomienda un tinto suave e incluso
un rosado con cuerpo con un toque amargo, como los de Cabernet Sauvignon, que
asimismo acompaña bien a los huevos pasados por agua. Los huevos fritos, al
plato, con salsas o acompañados de otros alimentos (chorizo, embutido,
etc.) se pueden acompañar con un tinto crianza o con algo de cuerpo. Aunque
para los huevos fritos también podemos utilizar vinos rosados suaves, tipo
Cigales o incluso tintos ligeros (jóvenes).
Si la preparación de los huevos es más suave,
como huevos revueltos, un tinto joven o un rosado fresco les puede ir
bien. El revuelto con gambas o langostinos marida con vino blanco. Si los huevos
son para elaborar salsas como mayonesa, se puede elegir blancos potentes como
los de uva Macabeo. Si hay duda, se puede pensar en blancos secos.
La tortilla de patatas, bien sea como tapa o
aperitivo, se suele maridar con cerveza. Y aunque se ha indicado que maridar la
tortilla con vino blanco, no funciona, a la hora de tomarla con vino, los
blancos jóvenes, con madera, con o sin burbujas, generosos, tintos jóvenes e
incluso los rosados le van bien.
Legumbres, guisos y platos de
cuchara.- Si
recordamos el dicho: Tintos potentes, blancos de buen cuerpo, y platos de
olla, acompañan la mesa invernal haciendo un "buen casamiento", es fácil concluir que los mejores vinos
para tomar con guisos, en general, son los carnosos, con cuerpo y
sabor muy potentes, porque los guisos también lo son y un vino más sutil o
suave no se apreciaría bien. Por tanto se recomiendan vinos con barrica de uvas
Mencia, Petit Verdot o Cabernet sauvignon, o cualquier vino con cuerpo. Si
pensamos en legumbres con chacinas como chorizo, morcilla o tocino, o piezas de
caza, el mejor maridaje es con tintos de crianza y reserva, es decir, vinos
potentes y estructurados, con buenos taninos que contrarresten la untuosidad y
la grasa de la cazuela. Los callos o la fabada asturiana piden “a gritos”
tintos poderosos, crianzas o reservas. El Mencia (Loureiro tinto) de la Ribeira
Sacra es ideal para los cocidos por su punto de acidez y riqueza tanínica, que
contrarresta la grasa del plato, por lo mismo va muy bien con el Lacón con
grelos y potajes con abundancia de chacinas y casquería.
Los rosados (6) “aunque se
vean algo tímidos para cucharear… le ponen garra y potencia a la boca. Guisos
compuestos con fideos, verduras y pastas “al
brodo” encontrarán a su pareja ideal en estos vinos”. Los guisos que lleven
pescado o marisco, como las “fabes”
con almejas o las verdinas con mero y langostinos -con significativa presencia
de vegetales (cebolla, tomate, puerro)-, los regaremos con blancos bien estructurados, con gran potencial aromático como los
blancos de Rueda, Valdepeñas o Rías Baixas, aunque pueden ser buenas
opciones los rosados o tintos con muy poca crianza. Aquellas legumbres
acompañadas de verduras quedan a medio camino entre blancos, rosados y tintos
(jóvenes).
Pastas y arroces.- Al ser alimentos más bien neutros, su
maridaje dependerá de los ingredientes que formen parte de la preparación. En
los platos de pasta, la salsa lo es todo (7): “Con unos spaguetti
con salsa boloñesa tomaremos un tinto joven o con una crianza de 3-4 meses en barrica.
Si se trata de un plato de pasta con fondo de tomate y verduras podemos seguir
con un tinto joven o tomar un rosado. Si no lleva más que mozarella, orégano y
aceite de oliva, un rosado es lo que mejor le va. Sin embargo, escogeríamos un
blanco con crianza para unos spaguetti al pesto. A los platos de pasta con
salsas marineras y acompañados de mejillones o sepia, les va un blanco joven,
aromático y frutal: Macabeo, Sauvignon blanc, Verdejo, Ribeiro o Rías Baixas.
Lo mismo que blancos con crianza e incluso cava. La pasta fresca al huevo con
una salsa cremosa, -mantequilla, nata y parmesano- le va un blanco con crianza,
aunque también vale un blanco de Chardonnay, Garnacha blanca y Xarelo, típica
de los vinos catalanes (Alella, Binissalem, Costers del Segre, Penedès y
Tarragona)”. Resumiendo para escoger vino para las pastas, podemos establecer:
- Con salsas ligeras
(bechamel, carbonara). Blancos con cuerpo, rosados ligeros.
- Con salsas marineras
(mejillones, sepia…). Blanco aromático y frutal: Macabeo, Verdejo, Sauvignon
blanc, Ribeiro, Rías baixas.
- Con salsas de carne.
Rosados carnosos o tintos jóvenes de cuerpo medio.
- Con salsas de hortalizas.
Rosado con acidez: Penedés o Conca de Barberá.
En
el caso de los arroces, la preparación (seco, caldoso, cremoso) o sus
ingredientes, carnes, pescados, verduras, marca la elección del vino. Para las
paellas tradicionales el tipo de vino depende sobre todo si es de carne o
pescado. En el caso de la de carne, se suele recurrir a un vino tinto, pero no siempre
es así, para acompañar una paella de pollo o conejo, es mejor un rosado o
incluso un tinto joven. Ahora bien, en cualquier paella de marisco o
arroz de pescado, como el arroz negro, el arroz del senyoret (paella de pescado
y marisco) o una paella de bogavante, lo mejor es un vino blanco. En definitiva
los arroces nos ofrecen la posibilidad de combinar blancos si van acompañados
de pescados o mariscos, tintos jóvenes si es la carne, o rosados si predominan
las verduras, pollo y conejo. Un caso distinto es la caza, en este caso irían
los tintos oscuros, con cuerpo y taninos, jóvenes de poca crianza. Lo mismo
ocurre con la preparación, para un arroz caldoso que aporta sabores mucho más
intensos y concentrados, es mejor un verdejo joven de Rueda o un Godello de
Valdeorras o Monterrei, que otro que no nos deje apreciar sus sabores y se
imponga en el paladar.
Pescados y mariscos.- Con los pescados, siempre se pensó que
el vino blanco es el mejor acompañante, y en efecto, los pescados blancos van
bien con vinos blancos en general, jóvenes o con crianza. Para guisos de
pescados (cazuelas, “caldeiradas”,
etc.), mejor que sean blancos con cuerpo y madera. Para pescados como el
rodaballo, la lubina o el besugo que tienen mucho sabor y carácter, los blancos
con crianza son una buena opción. Los pescados blancos elaborados con salsas o
frituras suaves casan bien con caldos frutales y aromáticos (Albariños,
Godellos, Penedes, y Sauvignons blancs y para las frituras más pesadas vinos
andaluces de palomino). A los elaborados con salsas más trabajadas (salsa
verde, koskera, etc.) casan con blancos con cuerpo, envejecidos o fermentados
en barrica, secos y con acidez moderada (Blancos de Rioja, Navarra, Terra Alta
o Priorato). A los pescados al horno les va bien un blanco con cuerpo, con
crianza o de fermentación en barrica, secos y con acidez moderada e incluso un
espumoso de cierta crianza.
Pero
hay más que los blancos, pues para muchos las frituras de pescado y los
pescados en salsa admiten los rosados y espumosos. Los azules a la brasa o a la
plancha se pueden acompañar con tintos jóvenes aromáticos (Bierzo, Rioja,
Valdepeñas). Un bonito encebollado con pimientos y tomate puede servirse con un
rosado. Hay más que vino blanco y pescado, así el maridaje del pescado se puede
resumir de la siguiente forma (8):
-
Para los pescados en fritura se
prefieren vinos de Andalucía elaborados con la variedad palomino. Si es suave
con blancos frutales.
-
Para el lenguado y el rodaballo en
elaboraciones sencillas, se recomiéndan blancos frutales y aromáticos
(Albariños, Sauvignon blanc).
-
Con salsas basándose en la mantequilla o
tipo salsa verde: blancos de
Verdejo, Chardonnay, Viura, fermentados en barrica.
-
El salmón al ser muy graso, el bonito, atún, bacalao, casan muy bien
con vinos tintos jóvenes e incluso de maceración carbónica.
-
La merluza en elaboraciones sencillas,
Albariños, Godellos, Verdejos...
-
Los salmonetes, tintos jóvenes y algún rosado corpulento, como el de Merlot.
-
Los ahumados casan muy bien con Chardonnay fermentado en barrica o un albariño, al igual que un
buen rosado o tinto joven.
Para los mariscos el vino blanco es el mejor
acompañante, sean secos o muy secos. Los gallegos de Albariño (Rías Baixas),
Godello (Valdeorras o Monterrei) o de Treixadura (Ribeiros) casan muy bien.
También se pueden servir con vinos de Rueda (Verdejo) o con vinos espumosos (en
especial las ostras), e incluso con un cava rosado muy seco. Al pulpo, sepias o
mejillones les va el Albariño, Godello o Verdejo, aunque el pulpo es muy
versátil, además de un Rias Baixas o Ribeiro le va un tinto joven de Mencia
(Ribeira Sacra o Bierzo), especialmente si el pulpo es a “feira”. En general se puede establecer la siguiente para el
maridaje de mariscos (5):
- De sabor ligero (cigalas,
gambas). Manzanilla, espumosos ligeros, blanco levemente abocado de Alella,
blancos aromáticos (Albariño, Gewürztraminer, Sauvignon Blanc, Treixadura).
- Sabrosos (grandes
crustáceos). Finos, Rías Baixas, Ribeiros, Valdeorras, blancos aromáticos
como los nuevos Rueda, varietales jóvenes de Chardonnay, con salsas fuertes
(changurro), blancos de Chardonnay o Godello fermentados en barrica.
- Crudos (ostras, almejas).
Albariño seco, Ribeiro de cepas autóctonas (treixadura), espumoso joven.
- Yodados (percebes, erizos
de mar). Finos de Jerez, Montilla-Moriles o Condado de Huelva, blancos de
Godello o Albariños.
Carnes.-
En general, la carnes hacen una pareja perfecta con tintos, sean jóvenes,
crianzas y en ciertas ocasiones reservas. Sin embargo, no todas las carnes son
iguales, así, siguiendo una opinión cierta, las carnes blancas de ternera joven
y en preparaciones a la plancha, las podemos servir con un tinto joven. Las
carnes rojas y la caza admiten un tinto añejo y con cuerpo. Si las carnes son
guisadas, acompañadas de salsas, etc. un vino tinto de crianza le puede ir muy
bien. De modo que, aunque existe una gran variedad de carnes (ternera, cordero,
pollo, conejo, etc.) y preparaciones, siempre hay un tinto para cada carne y
para cada preparación. Pero hay excepciones como la casquería: riñones, lengua,
mollejas…En este caso, podemos escoger un vino blanco fermentado en barrica. La
carne picada también entra dentro de las excepciones y se puede combinar,
además de con tinto, con un rosado. Veamos:
- Carnes blancas: Las
carnes blancas de ternera (8), se pueden acompañar de blancos
potentes, de espumosos, tanto como de tintos; mejor jóvenes. En el caso de
ternera asada se puede ir desde vinos blancos potentes a tintos jóvenes ligeros
o bien tintos de crianza con un tanino muy pulido. Si va acompañada de salsas
oscuras (contenido graso) precisa de tinto suave pero intenso y sí la salsa es
a base de tomate, rosados y tintos de alto grado de Garnacha o Monastrell. Sí
es a base de nata, le ira bien los blancos corpóreos y secos con cierta acidez.
- Carnes rojas: Para
las carnes rojas y asados los vinos tintos son la mejor opción. Pero ¿qué tinto
escoger? (9): “Un entrecot, un chuletón, un solomillo (de buey), sin
más que una sencilla guarnición, es la gran oportunidad para abrir cualquiera
de los grandes vinos tintos de crianza o reserva. Puede ser de Rioja, Ribera
del Duero, Priorato, Somontano, Penedès. Aquí se busca un vino bien elaborado,
robusto, potente y con concentración”. Con carnes estofadas o condimentadas se
necesita un vino que realce los sabores de la carne, esto es un Reserva
(Riberas del Duero, Riojas, Toro, etc.). Sí van acompañadas con salsas de jugo
de carne y setas lo ideal es servirlas con Cabernet sauvignon.
- Cordero:
Los tintos Reservas de Tempranillo, Garnacha, Cabernet Sauvignon acompañan muy
bien al cordero asado (9): “Los
aromas de fondos especiados de estos vinos, le va muy bien a este plato. Si se
ha macerado antes hay una regla básica: cuando se prepara cualquier tipo de
carne previamente macerada o con una salsa al vino, debe servirse el mismo tipo
de vino en la comida que el utilizado en la maceración o salsa”. El cordero
lechal o al cabrito, casa bien con blancos frescos, rosados de alta calidad y
algún tinto joven de escaso cuerpo.
- Cerdo: Como la carne de
cerdo es blanca, se puede pensar en un vino blanco, pero sin olvidar que hay
vinos tintos ideales para acompañar la carne de cerdo. Al ser la carne de sabor
dulce y liviano, necesita de una cierta acidez, por lo que podemos optar por
Riojas de Viura (también conocida como Macabeo), el Riesling o los Albariños,
sin olvidar los tintos jóvenes como el Mencia de la Ribeira Sacra. La
preparación es importante: para el cerdo asado se sugieren tintos jóvenes,
frescos, ligeros y de pocos taninos, como Merlot o Cabernet souvignon, ideal
para el costillar. Si la preparación es picante el maridaje no es fácil. Se
puede intentar con un vino blanco dulce, quizás un Gewürztraminer o un
Riesling. Ambos ofrecen sabores afrutados apropiados para maridar la carne de cerdo picante. Con salsas agridulces tipo
barbecue sabe mejor con vinos Riesling y Tempranillo, el lomo puede acompañarse
con un buen Pinot Noir (tinto suave, fresco, afrutado, con poco tanino y ligera
acidez).
- Aves:
El pollo (como el pavo) es una carne neutra que permite diferentes tipos de
vino, dependiendo de su preparación. Cuando están asados, el tipo de vino lo
fijara la guarnición. Si sólo es asado (con zumo de limón y hierbas aromáticas,
tomillo, etc.) casará con un rosado o un blanco Chardonnay o con blancos de
Verdejo o gallegos (Albariño, Godello, Treixadura), sí lo preparamos con un
sofrito (tomate, cebolla y plantas aromáticas) escogeremos un tinto ligero,
como un Tempranillo, mejor de semicrianza, buscando una ligera carnosidad y un
tanino frutal y agradable. Si se sirve con una guarnición más rotunda y
aparecen setas, salsa de trufas, distintos rellenos o patatitas asadas nos
iríamos a tintos con más cuerpo, más estructurados y carnosos, podría ser un
tinto del tipo Reserva. Para fiambres de pollo o pavo, va
un vino blanco de cuerpo medio. El pato y la oca,
al ser carnes más fuertes y grasas, armonizan con blancos con cuerpo (Ruedas
fermentados en barrica, Riesling, Godellos, etc.) o tintos suaves (Merlot,
Tempranillos o Pinot noir), especialmente si vienen con salsas agridulces. Con
menudillos, Si son braseados, con salsas de cebolla o ajo, lo acompañaremos de
vinos frutales, Priorato, Mancha, Valdepeñas… Si la salsa en cremosa o a base
de setas se podrán acompañar también con vinos más añejos, menos robustos y más
aterciopelados
- Caza:
Esta carne tienen sabor fuerte, intenso y menos grasa que otras por lo que,
pide vinos potentes, aunque no necesitan
un tanino acentuado.
La caza menor de pluma y pelo
casa bien con tintos ligeros, viejos y con cuerpo, como los de Garnacha y
Tempranillo, aquí incluimos la perdiz, la codorniz, el pichón o el faisán, pero
no la becada, que por su marcado sabor y textura une perfectamente con tintos
de Reserva y cuerpo. Las Reservas acompañan muy bien al conejo y la liebre.
Para la liebre, lo mejor son los vinos con aroma intenso y muy afrutados. Para
el pato, es ideal un vino de Mencía. Cualquier tinto de la Riveira Sacra
casa con este plato. Las recetas aliñadas con hierbas aromáticas también se
acompañan con tintos de ligera crianza, pero más directos de estilo, Toro,
Ribera del Duero, Jumilla, Navarra, etc.
-
Las carnes de caza mayor (venado, jabalí, corzo, gamo…)
armonizan con tintos finos, sólidos y contundentes, más maduros y longevos,
como Reservas y Grandes Reservas (Ribera, Priorato, Penedes, Somontano, etc.).
Si la textura y contundencia del plato disminuye, optaremos por vinos de
taninos más suaves, menos enérgicos. En concreto para el jabalí, hace falta un
vino de crianza con cuerpo, por ejemplo un Rioja. Para el ciervo, los vinos
oscuros y no ácidos son lo mejor. Un crianza del Rivera del Duero sería
apropiado. Los estofados de ciervo, o de jabalí requieren aromas más afrutados,
pero sin perder vigor porque el sabor fuerte de la carne sigue presente. En
ninguno de los casos serían apropiados vinos con crianza, ya que las salsas con
base de verduras, hortalizas o frutas no requieren madera.
Para finalizar con el maridaje de las carnes daremos unas propuestas
resumen que hace la Enciclopedia de las
Gastronomía (5):
-
Blancas de elaboración sencilla
(ternera, cerdo, chuletillas de cordero). Tintos ligeros, jóvenes o con ligera
crianza de Rioja, Valdepeñas o La Mancha.
-
Rojas a la plancha o a la brasa
(buey, cerdo ibérico, caballo). Tintos de cierto cuerpo, con crianza pero con
protagonismo frutal: nuevos riojas, Ribera de Duero, Navarra, Penedés o Ampurdán-Costa
Brava.
-
Aves de corral. Espumosos con
crianza, blancos con crianza de Rioja, rosados carnosos de Navarra, tintos
ligeros de Vinos de Madrid o La Mancha.
-
Carnes frías y fiambres. Blancos
fermentados o envejecidos en barrica de Rioja, rosado con cuerpo, como los
Merlot, tintos jóvenes, frutales y suaves de Tarragona o Vinos de Madrid.
-
Guisos complejos y salseados. Tintos
crianza con cuerpo: Toro, Cigales, Ribera, Navarra o Priorato.
-
Vísceras (hígado, mollejas). Tintos
ligeros de Rioja con larga crianza en barrica, tintos crianza de Valdepeñas o
La Mancha.
-
Carnes de tacto gelatinoso (rabo de
toro, callos). Tintos tánicos, como los varietales de Cabernet Sauvignon del
Penedés, Navarra, Costers del Segre o Somontano, algunos de Ribera del Duero o
los de Toro.
-
Caza menor de pelo. Tintos crianza
con cuerpo y taninos; Yecla, Jumilla, Ribera del Duero, Toro, Priorato.
-
Caza menor de pluma. Tintos de larga
crianza de Rioja, Ribera del Duero, Toro, Penedés, Somontano, Priorato.
-
Caza mayor. Tintos complejos con
cuerpo (Riojas, Ribera del Duero, Toro, Priorato, Penedés, Somontano).
Empanadas y Pizzas.-
La empanada gallega, uno de los platos emblemáticos de Galicia, para
acompañarla basta con fijarse en la composición del relleno (bacalao con pasas,
merluza, vieras, berberechos, bonito, pollo, carne, lomo de cerdo, etc.).
Abarca pues un amplio espectro de vinos para acompañarla, pero sin embargo, el
mejor maridaje es con un vino blanco joven y afrutado como los gallegos del
Ribeiro o de las Rías Baixas, que va con todas. El vino rosado, por la
frescura, nivel de acidez y ligera textura, también es adecuado para acompañar
la empanada, aportando menos frescura pero más sabor que el vino blanco joven y
afrutado, que es el más adecuado.
Por su parte la mayoría de las pizza
además de la masa de pan, llevan, beicon, jamón, salami u otros embutidos, no
pudiendo faltar el queso, todos ingredientes apropiados para maridar con vino.
En general, les van vinos frutales y jóvenes, pero dependen también el tipo de
pizza, si en la pizza abundan quesos blandos y sabores suaves casan con un vino
blanco fresco, frutal y con acidez. Si abundan las especias tipo Napolitana
(marinara, marguerita), el mejor maridaje sería con un Chianti. Finalmente, si
la pizza aporta sabores más complejos -con embutidos o quesos azules- podemos
escoger vinos con un toque de madera.
Paolo
Caffelli (9), en Uvinum, recomienda para maridar las pizzas:
- Pizza Margarita: Esta
pizza que lleva tomate, albahaca, aceite de oliva y queso, marida muy bien,
además de con Chianti, con un vino tinto suave, ya que sí no queremos opacar el
sabor de la albahaca, nuestro vino sería Syrah.
- Pizza con anchoas: Las
anchoas tienen un sabor fuerte y profundo, por lo que lo mejor sería un vino
blanco como un buen Chadornay o Pinot noir.
- Pizza con carnes: En
este caso recomendamos Merlot: su suavidad combinará bien con la
carne y el queso sin quitarle protagonismo.
- Pizza de queso y tomate: Va
un tinto: Syrah o Cabernet Sauvignon.
Quesos.- El maridaje va a depender del tipo de
queso (9), no sólo de la leche con que esta elaborado: vaca, oveja,
cabra, mezclas, etc. sino también del proceso de elaboración y de la
maduración. Como dice la guía anual Pocket
Wine Book (10): “cuanto más duro sea el queso, más taninos
aguanta. Y cuanto más cremoso, más acidez necesita”. En general se puede decir que los quesos frescos combinan con
blancos, rosados, espumosos y tintos ligeros. Los más frescos y tiernos irán
bien con blancos de Valdeorras (Godello). Los cremosos de leche cruda
(Camembert, Brie, etc.) se acompañan con tintos afrutados. Sí se desconocen las características
del queso, lo mejor es acompañarlo con el vino de la misma zona geográfica.
Especialmente indicado para el queso de
cabra es el vino blanco seco y afrutado. El queso de oveja de sabor intenso
deberá ir acompañado de un tinto maduro y con cuerpo, los quesos muy grasos de
vinos frutales y con cierta acidez, los quesos suaves con vinos menos
agresivos, aterciopelados, incluso blancos con cuerpo. Los tiernos y
semicurados combinan con casi todos los vinos, desde los blancos con cierta
estructura hasta los generosos abocados (no los dulces). Para los quesos
curados, lo mejor es elegir tintos estructurados, con cuerpo. A los curados y
picantes les van los blancos de crianza de Rioja, así como tintos envejecidos
en barrica con cuerpo y ciertos taninos (Yecla, Jumilla, Ribera del Duero,
Navarra, Costers del Segre, Cariñena, Penedés, etc.). Los azules casan con
tintos robustos, estructurados y no muy tánicos o con los de licor (Sauternes,
Vendimias tardías, Oportos, Pedro Ximenez).
Si nos referimos al modo de elaboración, los
quesos de pasta blanda y corteza enmohecida se pueden acompañar desde con
blancos estructurados de cierta acidez hasta con tintos jóvenes ligeros y
frescos. Los de pasta prensada con tintos de crianza ligeros y los de pasta
cocida acompañan a los vinos blancos muy aromáticos y suaves o bien a tintos
ligeros y poco ácidos.
Atendiendo
a la clasificación tradicional de los quesos: frescos, curados, cremosos y
verdes y azules, Mepansa (9) da las siguientes recomendaciones para
su maridaje con el vino:
-
Frescos (Requesón, Mató, Mozzarella, Tiernos…): Se
suelen consumir acompañados de otros alimentos, también suaves. Vinos blancos
muy jóvenes y frescos de tonos herbáceos y florales se complementan muy bien,
así como espumosos brut o semi.
-
Curación Media (Cabra, Manchegos semi, Goudas, Bola,
Emmental…): Vinos blancos secos con cuerpo y fermentados en barrica, Rieslings
y todos aquellos con una gran carga glicérica.
-
Curados y Viejos (Gruyere, Idiazabal,
Manchegos…): Tintos jóvenes con cuerpo, crianza y hasta incluso algún reserva
de carácter amable.
- Untuosos
(Camenbert, Brie, Torta del Casar…): Desde blancos estructurados con cierta acidez y muy
aromáticos, hasta tintos jóvenes ligeros y frescos.
-
Azules (Roquefort, Danés, Gorgonzola, Stilton, Cabrales…):
Tintos robustos, estructurados y no demasiados tánicos, y también con vinos de
licor como Sauternes, Vendimias tardías, Pedro Ximénez, Oportos, etc.).
Y para finalizar no nos resistimos
incluir las sugerencias que nos ofrece la Enciclopedia del Queso Poncelet (10)
sobre el maridaje de vinos y quesos españoles:
* Vinos blancos secos
naturales. Rosados.
-Quesos tiernos de vaca y cabra, elaborados con
leche pasteurizada, textura blanda a semiblanda. (L´Alt D´Urgell, Tetilla, Cantabria,
Garmillas, Murcia al Vino, de cabra pasteurizados)
-Quesos tiernos de mezcla con predominio de leche de
vaca.
* Vinos blancos jóvenes
afrutados
-Quesos de vaca y cabra, de pasta blanda y corteza
enmohecida. (Tou dels til-ers, Garrotxa, Camembert).
-Quesos de vaca o cabra, de pasta blanda y corteza
lavada. (Münster, Acehúche, Quesailla).
-Quesos de cabra de leche cruda y textura semiblanda
(Ibores, Quesailla, Majorero).
-Quesos de pasta blanda (Garmillas, Torta de
los Montes de Toledo, Serena, Flor de Guía).
* Vinos blancos secos en
madera.
-Quesos curados de leche cruda de vaca. (Mahón,
Serrat, Taramundi).
-Quesos afinados de cabra con leche cruda.
(Alpujarras, Montsec, Ibores, Aracena, Tronchón).
-Quesos semicurados de oveja. Textura semidura.
(Manchego, Idiazábal, Zamorano, Serrat).
* Vinos blancos
fermentados en barrica. Tintos de crianza.
-Quesos curados de cabra y muy curados de vaca
(Grazalema, Mahón añejo).
-Quesos
muy curados de oveja (Manchego, Castellano).
-Tortas
algo maduras y corteza remelosa.
-Ahumados.
(San Simón, Palmero e Idiazábal semicurados).
-Quesos
fermentados (Tupí, Gaztazarra, etc).
* Finos,
manzanillas.
-Quesos
muy curados y de intensa fermentación (Aracena, Acehúche, Cabrales).
* Cavas:
-Quesos
de vaca y cabra de pasta blanda y corteza enmohecida (Tou dels til-ers, Rulos
de cabra, Monte Enebro, Baridá, Garrotxa).
-Tortas
de cabra (Montes de Toledo).
-Tortas
de oveja jóvenes y en su punto (Casar, Serena, etc).
-Quesos
de cabra de textura blanda a semiblanda. (Montsec, Aracena).
* Vinos tintos
de reserva. Amontillados. Olorosos.
-Quesos
muy curados de cabra y oveja. Leche cruda. (Ibores, Tronchón, Castellano,
Rondeño, Grazalema, Roncal).
-Quesos
azules no muy maduros. (Valdeón, Bejes-Tresviso).
-Ahumados. (Palmero
e Idiazábal curados).
-Quesos
fermentados fuertes (Tupí, Gaztazarra, etc).
* Vinos dulces.
-Quesos
azules. (Cabrales, Picón Bejes-Tresviso, Valdeón, Gamoneu).
-Quesos
de oveja añejos y algo rancios (Zamorano, Grazalema, Mahón artesano añejo).
Postres.-
En principio se debe considerar que el azúcar del postre y el del vino estén a
la misma altura, así como el tipo de elaboración: calientes, helados o
semifríos, tanto como las características de sus ingredientes (acidez de las
frutas), de modo que habrá que pensar en un vino para cada tipo de postre,
aunque siempre será un vino con cierta acidez para que el postre no canse. En
general para postres pensamos en espumosos, vinos dulces o generosos (Jerez,
Montilla-Moriles). Para los postres de chocolate en Pedro Ximénez, y si se trata
de tartas, turrones, bizcochos, en Moscatel y en cava, si los postres son a
base de frutas y almíbares. Si es muy dulce, lo mejor será un buen brandy,
cognac, armagnac, etc. En los que aparecen masas hojaldradas y crujientes (con cabello de ángel o cremas) precisan de
no excesiva carnosidad y cierta frescura (espumosos semis y dulces). Aquellos a
base de frutas: Oporto para frutas rojas, Pedro Ximénez y Olorosos para frutos
secos, Moscatel y vinos de Podredumbre Noble para las macedonias, miel y naranjas.
Los sorbetes y helados los podemos acompañar de un blanco semiseco o seco,
dependiendo de los gustos de cada cual.
Para finalizar recurrimos a los consejos de
Andrés Proensa para maridar los postres (5):
- Fruta fresca.
Mistelas de Moscatel sin envejecimiento, sobre todo de Valencia y Alicante;
malvasías dulces sin envejecimiento de la Palma.
- Pasteles, tartas, bizcochos.
Moscatel con crianza, o Garnatxa de I’Empordá.
- Hojaldres y pastas.
Olorosos dulces de Condado de Huelva, Jerez o
Montilla-Moriles, Pedro Ximénez de Jerez o Montilla-Moriles, Málaga
Virgen.
- Lácteos.
Amontillados medium de Jerez o Montilla.
- Arroz con leche.
Oloroso abocado de Condado, Jerez o Montilla, malvasía vieja de Lanzarote o La
Palma.
- Chocolate amargo.
Oloroso muy viejo seco de Jerez, Montilla-Moriles, Condado de Huelva, Málaga
seco y el fondillón de Alicante, un Pedro Ximénez licoroso, como el Málaga
Virgen o los menos densos de Jerez y Montilla-Moriles.
Referencias
(1) Maridaje - Wikipedia, la enciclopedia libre.
es.wikipedia.org/wiki/Maridaje
(2) Principios Básicos de un Exitoso Maridaje del
Vino con la comida.
honestcooking.es/principios-basicos-exitoso-maridaje-.
(3) El maridaje imposible. Los alimentos que nunca
hay que ... – Vinetur
www.vinetur.com/.../el-maridaje-imposible-los-alimentos-que-nunca-hay-que-acompanar-con vino.
www.vinetur.com/.../el-maridaje-imposible-los-alimentos-que-nunca-hay-que-acompanar-con vino.
(4) Vinos del mundo:
Maridaje de sopas y cremas
comoybebo.blogspot.com/.../maridaje-de-sopas-y-cre...
Publicado por M Geralt.
(5) Maridajes clásicos - Enciclopedia de
Gastronomía
www.enciclopediadegastronomia.es/.../maridajes.../maridajes-clasicos.htlm
(6) Maridajes
para platos de cuchara. Viagourmet.com
(7) Maridajes ¿como casar vino y comida?
www.sabormediterraneo.com/vinos/maridajes.htm
(8) Maridaje: Armonía de
vinos y platos por J. Gila
www.ams-sumilleresmadrid.com/.../Maridaje-armonía
(9) Pizza y vino - El blog de Uvinum blog.uvinum.es/pizza-y-vino-1193605
10) Maridaje del Queso. Enciclopedia del queso
Poncelet
www.poncelet.es/enciclopedia-del-queso/maridaje.html
(11) Maridaje de Platos – Mepamsa www.mepamsa.es › Me informa
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