martes, 5 de junio de 2018

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LA PESCA DEL BACALAO EN EL
SIGLO XX

La reanudación de las pesquerías del bacalao. La pesca industrial del bacalao en Terranova. Parejas en Terranova. El principio del fin. La elaboración del bacalao.




La reanudación de las pesquerías del bacalao. 
      Prácticamente pasan dos siglos hasta que los españoles rei-nician la pesca del bacalao en Terranova, que habían practicado en los siglos XVI y XVII, y de donde fueron expulsados en 1713 por el tratado de Utrech. Esta vez serán los gallegos los primeros en tomar la iniciativa, a la que pronto se sumarán los vascos. Como dice Antonio Vázquez (1): “el bacalao no es ciertamente un recurso marino gallego, pero si son gallegos los marineros que componen mayoritariamente las tripulaciones de los barcos que lo pescan, tanto si estos pertenecen a compañías gallegas o vascas. Así es que Galicia estuvo siempre implicada en esa pesquería, por lo menos en el siglo XX”. Sin embargo, después de doscientos años alejados de Terranova y de la pesca del bacalao no había tripulaciones preparadas, por lo que para aprender la técnica que implica la nueva pesca hubo que recurrir a capitanes y tripulantes extranjeros, concretamente de la Bretaña francesa.
       Siguiendo a Peio Urrutia (2), en la pesca española del bacalao en el siglo XX se pueden distinguir cuatro etapas principales: “La Primera etapa de 1927 a 1949, se caracteriza por el nacimiento de la empresa Pesquerías y Secaderos de Bacalao de España S.A. (PYSBE) que inicialmente enrola a marineros bretones hasta que consigue formar tripulaciones compuestas de vascos y gallegos. Explota en régimen de monopolio las pesquerías del bacalao, consiguiendo unos altos rendimientos sobre todo a mediados de los cuarenta con mareas cortas y muy productivas. La segunda etapa corresponde a los años que van de 1950 a 1965, cuando las parejas de altura se dirigen a Terranova empujados por el empobrecimiento de los caladeros de Gran Sol. Inicialmente sus medios son muy precarios, pero a principios de la década de los sesenta ya son unos competidores muy serios para la PYSBE. La tercera etapa, de 1966 a 1976, es la máximo desarrollo de la actividad bacaladera, y coincide con la quiebra definitiva de la PYSBE y el triunfo de las parejas una vez modernizada su flota. Comienzan a sentirse los primeros síntomas de agotamiento del Gran Banco. Y la cuarta y última etapa, que comienza en 1977, es la de las restricciones, cada vez mayo-res, en el acceso a las aguas canadienses, hasta la adopción definitiva de las 200 millas territoriales que dejan fuera de los caladeros tradicionales a los bacaladeros españoles”.
       Conviene aclarar que aunque la historia de la PYSBE, creada en 1927, de alguna manera refleja la actividad bacaladera española en Terranova, el comienzo de la actividad (3) “fue promovida por el armador gallego señor Domínguez, que, en 1924, se dedicó a la pesca, industria y comercio del bacalao, hasta entonces en manos de los países nórdicos, que suministraban lo necesario para el consumo nacional. Estableció su base de sacado en Palmeira, en el municipio de Santa Eugenia de Ribeira, en A Coruña”. Si bien no cabe duda que quien asienta ya con cierto éxito un proceso de sustitución de las importaciones de bacalao a finales de la década de los años veinte es la empresa PYSBE.
Las razones por las que se volvió a Terranova no fueron las mismas para Melitón Domínguez que para la PYSBE. El primero buscaba nuevos caladeros para la flota de arrastre, ante la disminución de los rendimientos que se dejaron sentir en la costa gallega como consecuencia de la sobrepesca ya observada en 1924 –la misma razón por la que se comenzó a ir al Gran Sol- mientras que la PYSBE nace para ocupar un mercado bien establecido pero casi enteramente dependiente de la importación, y no reconvierte una flota sino que la crea de nuevo (1). En definitiva se fue a Te-rranova a pescar bacalao por dos razones bien distintas: una, como alternativa después del agotamiento por sobrepesca de los recursos de nuestra costa en 1924-1926 y otra, para aprovechar un mercado bien establecido pero basado en la importación.

Pesca industrial del bacalao en Terranova. 
     La situación en la que se encuentra España en 1926 respecto al consumo de bacalao es la de ser un país importador, de ahí la necesidad de iniciar en nuestro país la pesca industrial del bacalao. Labor que lleva a cabo en primer lugar la PYSBE con bases en Pasajes de San Juan, y a partir de 1945 se extiende a Galicia estableciendo una nueva factoría en El Ferrol (A Coruña). A la PYSBE le sigue, en el año 1942, en plena guerra mundial, PEBSA (Pesquerías del Bacalao S.A.), con base en el puerto de La Coruña. Luego, en el año 1944, surge una nueva compañía de bous bacaladeros: COPIBA (Compañía de Pesca e Industrias del Bacalao), con base en Vigo.
Cuando los primeros bacaladeros de la PYSBE (el “Alfonso XIII” y el “Euskal Erria” ambos arrastreros de vapor y cascos de acero) llegan a los bancos de Terranova ya había allí 33 barcos de vapor y 71 barcos veleros con un total de 3.379 hombres procedentes principalmente de Francia, Portugal y en menor medida de Inglaterra e Islandia (4). A estas unidades les sigue una larga lista de barcos trawlers o arrastreros, construidos entre 1927 y 1929 con un registro bruto cercano a las 1.200 toneladas y motores a vapor, comprados en el extranjero, y en 1939 ya dispone de dos barcos de 1.300 TRB con motores Diesel construidos en astilleros españoles, como todos los que ya irán componiendo su importante flota. Una de las diferencias más importantes entre un barco de vapor y uno de motor diesel era que el barco de vapor, dejando aparte la dureza con la que tenían que trabajar los fogoneros, tenía poca autonomía, aproximadamente para 35 días de mar, por lo que tenía que ir a puerto a menudo, mientras que los primeros barcos de motor diesel podían estar hasta 90 días en la mar, lo que permite explorar más zonas de pesca.
La pesca era por el sistema de arrastre con puertas de un solo barco independiente, es decir, el arte conocido por “bou” o “trawl”. El arrastre se podía realizar al estilo tradicional de costado o con rampa en popa. En el barco la pesca se abría y salaba, llegando a puerto en condiciones de salado suficientes como para que pudiese procederse a su secado, pudiendo estibarse cómodamente, en cada barco, 900 toneladas de bacalao limpio y salado. A finales de los años cincuenta los cambios se extienden a varios niveles: las redes pasan de ser de cáñamo a nailon. Igualmente se hacen cambios en el montaje de las mismas, y se dejó de pescar por babor. Ahora, una vez la pesca en el barco, se descabeza con las máquinas descabezadoras, pasando luego a las maquinas abridoras. De las abridoras pasa a las lavadoras, también mecánicas, y, finalmente, a las bodegas, donde se sala para su conservación hasta la llegada a puerto. Este pescado salado se llama “verde”. Los avances técnicos asociados a la modernización del instrumental de pesca (2): radar, girocompases, pilotos automáticos, sonars, lupas de detección de pescado, que la PYSBE integró en su flota no conllevaron una renovación de la estructura de los bous, ni, en general, de las técnicas de pesca.
En los bous de la PYSBE la tripulación la componían 60 personas, y, por raro que pueda parecer, este número se mantuvo prácticamente inamovible desde la época de los barcos a vapor hasta los últimos dos ramperos, el Ciclón y el Ráfaga, que se hicieron a la mar en 1967. Siete oficiales (capitán, primer y segundo oficial, tres maquinistas y radiotelegrafista), tres maestres (contramaestre, maestro redero y maestro salador), un calderero, dos engrasadores, dos cocineros, marmitón y camarero y 43 marineros (2). El mando se compartía entre el capitán y el patrón de pesca; el primero tenía el control sobre la seguridad y la navegación y al segundo le correspondía la elección del caladero, el montaje de los aparejos y establecer la duración de los arrastres. En una primera época era habitual llevar animales vivos, cerdos y pollos, para ser sacrificados a lo largo del viaje. Los frigoríficos hicieron desaparecer esos hábitos.
No hay que olvidar que estamos en los caladeros del Atlántico noroeste, en una zona considerada como uno de los mares más duros de todo este océano. Por ello las condiciones de trabajo eran especialmente difíciles. Entre los peligros frecuentes estaban los temporales, los hielos y las nieblas. Sin embargo, en esta situación de dureza climática, la dureza del trabajo a la que se veían sometidas las tripulaciones en Terranova era tal que los marineros a veces deseaban la llegada de un temporal para poder descansar, y es que, en los primeros tiempos la “cubertadas” (cubierta del barco llena de pescado) eran tan frecuentes, debido a la sobreabundancia de bacalao, que un día de temporal, al no poder pescar, lo consideraban los marineros un día de descanso. Así se daba una paradoja: por una parte se desean unas grandes cubertadas, ya que ello suponía un mayor ingreso de dinero y un pronto regreso a casa. Y, por otra, se desean los temporales para poder descansar, dada la dureza del trabajo.

Parejas en Terranova.
La crisis del sector de la pesca de altura, consecuencia del agotamiento de los caladeros de la costa de Francia y Gran Sol, que dejan de ser rentables, después de las capturas masivas durante la Segunda Guerra Mundial, empujó a las parejas a la búsqueda de nuevas áreas de pesca para garantizar su supervivencia, razón por la que las parejas merluceras, a partir de 1949, van a dirigirse Terranova a la pesca del bacalao, algo nunca hecho hasta entonces. Eran parejas con capacidad de 70, 80, 90 tone-ladas de carga como máximo y se hallaban pre-paradas para ir al fresco a Gran Sol y a la costa de Francia, pero que no estaban en absoluto preparadas para hacer frente a las condiciones con las que allá se encontraron, su capacidad de carga era muy limitada, sus motores de escasa potencia, había incluso barcos de madera y su habitabilidad sólo podía calificarse de pésima. Sin sufrir ninguna operación de acondicionamiento específico, estos barcos abiertos simplemente cambiaron de caladeros, y trabajaron el bacalao como venían haciéndolo con el resto del pescado fresco, clasificándolo en cubierta y conservándolo en la bodega abierto y con hielo para luego venderlo en las lonjas. Un problema de este sistema era, aparte de la variabilidad del precio, la pequeña cantidad de pesca que los barcos podían traer después de un desplazamiento muy grande (18 días de viaje, de ida y vuelta). Estos inconvenientes, trajeron como consecuencia que se decidieran por el procedimiento tradicional de salado en el barco (2). Sin embargo, hasta bien mediada la década de los años cincuenta la situación no cambió significativamente, se aumentaron, eso sí, las bodegas mediante el alargamiento de los cascos, seccionando los barcos por el centro y añadiéndoles un nuevo tramo de unos 5 m, lo que doblaba su capacidad carga (2). A partir de 1952 todas las parejas salaban ya el bacalao. Al cambiar de modalidad de salado a bordo, se fueron construyendo barcos cada vez mayores.
En 1959 había ya 78 parejas dedicadas a esta pesca en Terranova. La pareja resultó el sistema más eficaz para el bacalao pues, al carecer de puertas de arrastre, toda la potencia de los dos barcos se podía destinar a arrastrar una red mucho más grande que las de los bous. Las capturas solían ser de varias toneladas en cada lance de red (una o dos al día).
A partir de los años sesenta las parejas estaban construidas específicamente para la pesca del bacalao en Terranova o Groenlandia. Estos barcos con casco de acero y motores diesel, tardaban más en realizar la ruta de ida y vuelta que en pescar y cargar las bodegas. Acostumbraban a salir después de Reyes y hasta Navidad hacían sucesivos viajes. El número de “mareas” (estancias en el mar) era variable, llegó a siete, dependiendo de la capacidad de los barcos y de la suerte de la pesca.
Las tripulaciones de las parejas sufrieron variaciones a lo largo del tiempo, acompasadas a la propia evolución de los barcos. Inicialmente la componían entre dieciocho y veinte personas: capitán, patrón de pesca, mecánico naval y tres ayudantes, cocinero, contramaestre, dos tronchadores, dos sacaespinas, dos descabezadores, de dos a cuatro ayudantes, salador y salador ayudante; para acabar llegando hasta los 25 tripulantes, o incluso más, según el tamaño de las parejas (3).

El principio del fin.  
     Tras el desastre que supuso la Guerra Civil, se reanudaron las campañas del bacalao en 1939 y 1940, que fueron detenidas bruscamente por el estallido de la II Guerra Mundial. La guerra interrumpió de forma total la pesca en aguas de Terranova en los años 1941 y 1942, y de forma parcial en 1943 y 1944. Se declararon, entre otras, zonas de guerra las aguas de Terranova y Groenlandia. Esto provocó que durante los años 1943 y 1944 se prohibiera a los barcos cruzar el Atlántico para ir a la pesca del bacalao. Luego, con una autorización de los Aliados consiguen de nuevo en el año 44 cruzar el Atlántico, pero lo tienen que hacer por la ruta del sur, es decir, por las Azores, y a partir de 1945 se concede la autorización para pescar en todo el Gran Banco reiniciándose la explotación de los caladeros del bacalao. Este periodo de “veda forzosa” traerá consigo una abun-dancia extraordinaria de pescado en aquellas aguas. Así, tenemos el caso del “Ábrego” de la compañía PYSBE, que estará sin tocar tierra dos meses y regresa a los cuatro con 1.106 toneladas. La consecuencia o resultado de esta abundancia de pescado es que la pesca del bacalao evolucionó muy positivamente a partir de la postguerra, aumentando paulatinamente el tonelaje capturado hasta alcanzar su cota más elevada en 1968.
Pero como indica Antonio Vazquez (1) “a mediados del siglo XX la pesca en Terranova estaba en fase de gran expansión pues, al igual que ocurrió en España, la pesquería se había hecho atractiva para otros muchos países; las capturas eran abundantes y ello atraía a cualquier flota capaz de desplazarse hasta la zona. En 1952 sólo pescaba allí Canadá, Francia, España y Portugal y en menos de un a década llegaron Reino Unido, Islandia, Polonia, Noruega, Italia, Corea, Japón, las dos Alemanias y, sobretodo, la URRS. Así es que en 1959 Alemania tenía 81 bous pescando y la URRS, con 101 bous, ya realizaba las mayores capturas después de Canadá, situación que mantuvo por muchos años”. Este enorme esfuerzo pesquero, protagonizado no sólo por el gran número de barcos, cada vez mejores, sino también por las nuevas tecnologías incorporadas (con el arrastre se incorporan maquinillas que permiten faenar con el arte a mayores profundidades), llevó, en la segunda mitad del siglo XX, a un problema de sobrepesca que no pudo ser soportado por el bacalao, que era la especie más buscada, con el consiguiente colapso de sus poblaciones. Todo esto desembocó en los años setenta en el inicio de una pro-gresiva disminución del tonelaje capturado que llevó a Canadá a ampliar, en el año 1977, sus aguas territoriales hasta 200 millas marinas y a prohibir de faenar en ellas, lo que vetó el acceso al Gran Banco y supuso en la práctica el desmantelamiento de la flota bacaladera, como ocurrió con la PYSBE que en 1973, su Consejo de Administración presentó su dimisión en bloque, y meses después, la empresa presentó expediente de crisis.
Las nuevas leyes marcan cupos o impiden la pesca en aguas territoriales de Canadá y Noruega, que pasan a gestionar la pesca vendiendo licencias a cambio de tratados comerciales. En 1992, quince años después de la ampliación de las aguas jurisdiccionales a 200 millas, se declaró la moratoria sobre el bacalao, sin que se haya recuperado la especie en el momento actual.
En el año 1992 España abandonó la pesquería de Terra-nova, a donde había llegado en 1925, quedando reducida a partir de aquella fecha la pesca de bacalao por parte de España a la pesquería de Noruega, donde se pesca con arreglo a unas cuotas reducidas, con unas unidades ya simbólicas de barcos. Hoy, en 1916 y lo mismo para 2017, le corresponden a España, de acuerdo con NAFO (Organización de Pesquerías del Atlántico Norte), 13.391 toneladas de bacalao.

Elaboración del bacalao. 
      Como hemos visto, la elaboración de lo que llamaríamos salazón de bacalao comenzaba, en las pesquerías de Terranova y Noruega, en el mismo barco, en el momento de la pesca. Para seguir el proceso nada mejor que nos lo cuente alguien como D. Jesús Dopico Iglesias, que embarco como marinero en 1967 en el bacaladero de la PYSBE “Cefiro”, y que nos relata cómo se procedía cuando el “saco” con el pescado se veía a flote (5):La virada se hace por el costado, años más tarde se hará por la popa. El trabajo está organizado en cuatro mesas en las que hay tres o cuatro descabezadores.
El bacalao primero se descabeza, luego pasa a los abridores y para terminar al quitador de espina. To-do este trabajo se realiza a mano. Otra alternativa es una máquina de la que sale el bacalao por una cinta y que controla un hombre para ir introduciendo el bacalao.
Una vez trabajado el bacalao de una u otra manera, se apila para posteriormente lavarlo bien lavado y siempre con agua salada. El paso siguiente es el de ir metiendo las hojas de bacalao en cestos que se hacen llegar a las bodegas donde lo aguardan los saladores que se hacen cargo del salado y de ir asentándolo bien en las tres bodegas que tiene el barco, una en el centro y dos laterales.
El jefe salador es el que, a través del contramaestre, informa al capitán de la cantidad y de la calidad del pescado. Se mira de escoger el mejor si el lance es de mucho pescado, si es de poco, se trabaja todo lo que viene. Algunas veces, cuando se ve el saco de aparejo flotar con muchísimo pescado, se atraviesa el barco; se llena la cubierta y se empieza a trabajar mientras el resto de la captura espera flotando, dentro del saco, en el mar. Se desperdiciaba mucho- nos destaca-. Las cabezas se suelen hacer para traer a casa al final de la campaña. Además de las cabezas se hacen las lenguas o las cocochas”.
Una vez el barco llega puerto se procede a la descarga, y este bacalao salado pasa a la factoría industrializadora. Pero esto mejor que nos lo cuente Mª Ángeles Rivera Torres (5), trabajadora de la planta de PYSBE de Ferrol, que por cierto fue juzgada y condenada a año y medio en 1967 por participar en protestas por cuestiones salariales por el Tribunal de Orden Publico franquista. Pena que cumplió en la cárcel de A Coruña. Lo explica así:
Cuando llega el barco es el momento de la descarga que se produce en tierra con grúas y plataformas de madera. Un grupo de trabajadores está en la calle para estibar la carga que trae la grúa. Otro grupo, dentro, (5 ó 6 personas) recoge la plataforma de la estiba, la deshace y la va clasificando en otras estibas por tamaño (90, 100, 120, etc.). Otro grupo va estibando lo clasificado en plataformas (cajones) muy altas, se llega a lanzar la hoja de bacalao desde abajo a la parte alta donde la recoge otro operario para irla estibando o se hace subiendo por escaleras de madera.
Después de clasificarlo se lleva a las cámaras de frío a -25ºC ó -30ºC en donde queda estivado por grupos de clasificación. Las carretillas para llevar la estiba a las cámaras de frío son manejadas por los hombres.
El bacalao primero se lleva a unos cepillos; (máquinas con cepillos como los de fregar), siempre hoja por hoja. Al otro lado se sitúa otra estiba antes de pasar hoja por hoja a los lavaderos (mesas de madera largas con un canalón longitudinal y un grifo de agua salada). Luego sale de la plataforma a una mesa donde se pelan las hojas con un trozo de tela de saco, sacándole la piel negra.
Se hacen grupos de 10 hojas que se van estibando en nuevas plataformas (se marcan de 10 en 10 con rayas). Una vez conformadas las nuevas plataformas se llevan a los secaderos donde se deshacen las estibas para pasar la hojas a unas carrilanas de listones (3 m. de alto) con una estrechez entre las tablas donde se cuelgan las hojas, colocándolas dos personas que tienen que trabajar al mismo tiempo, desde lo más alto a lo más bajo.
Se usan las carrilanas sobre raíles en el secadero en el que no hay puertas. Son túneles con mucho calor producido por unos grandes ventiladores. Allí permanecen sobre medio día dependiendo del tamaño de las hojas. La salida para el embalaje la hacen 5 ó 6 personas. Si el tamaño de la hoja es pequeño se llegan a coger en brazadas para acabar antes. El embalaje se hace en sacos de esparto. Cuando había pedidos, se deshacían las estibas que habían quedado en la cámara de frío. Una vez que se termina una parte del trabajo te envían a otro designándolo siempre a dedo”.
        Y sigue Doña Ángeles: “Otra sección dentro de la fábrica de Pysbe en Ferrol, es la de filetes de bacalao. Se trabaja con cuchillo tronchador. Se hacen sin espina. Se va trabajando la hoja en mesas alargadas. A medio cuerpo de la hoja se le sacan las alas, que también se venden, y luego queda el lomo que se parte en dos, quitándole la piel y la espina y se presenta envasado en celofán en cajas con su marca”.
         Además del bacalao en seco, bacalao en sal y filetes de bacalao, se elaboraban lenguas de bacalao y se obtenía aceite de hígado de bacalao. La operación de la fabricación del aceite se hacía a bordo del barco, según Jesús Dopico “O Pies” (5), de la siguiente manera: Los hígados de los bacalaos, que previamente se han recogido en unos cestos, se cuecen en dos depósitos, situados bajo el puente, aplicándoles vapor. Paco “O Mincha” (5), también marinero de la época cuenta que se cuecen los hígados del bacalao en un depósito, aplicándoles vapor de agua y terminado el proceso de cocción, se pasan a otro depósito situado en popa y que se vaciará al llegar a puerto.
Hoy la flota bacaladera española prácticamente no existe y su participación en la “campaña del bacalao” es casi nula, por lo que la mayor parte del bacalao que llega a España es de importación procedente de Dinamarca, Islandia, Noruega, Islas Faroe o Canadá. Llega a las lonjas de los puertos, básicamente vascos y gallegos, fresco o en contenedores, pasando luego a las factorías donde se almacena a bajas temperaturas. En el caso de que los bacalaos vengan en contenedores, ya salado desde el barco, en las factorías se aprovecha para dar los últimos retoques de sal.
El proceso de elaboración del bacalao hoy consiste en líneas generales en: El bacalao llega a la factoría fresco desde los países de origen, se hace un control de entrada y de temperatura del mismo procediéndose a su limpieza y apertura. Posteriormente se envía el bacalao a la línea de producción, donde se procede a la salazón para lo que se utiliza salmuera o sal. En este caso se echa una espesa capa de sal como lecho y se coloca el pescado extendido sobre su superficie. Se repite el proceso varias veces para obtener diferentes capas de bacalao y sal. Una vez realizado el proceso de salazón, se procede a realizar la deshidratación, lo que se conoce como curación del bacalao. Se realiza esta curación en mayor o menor grado, según las exigencias del mercado. El secado o curación del bacalao le otorga la textura y el sabor característico que distingue al bacalao de otro pescado.
El bacalao ya salado y parcialmente curado se envía a la sala de elaboración donde se procede a despiezarlo en muy diversas formas y presentaciones: lomos, ventresca, cola, migas, palitos, oreja (con o sin parte de la ventresca), filetes sin espinas, etc. Por supuesto también se comercializa el bacalao entero abierto en hojas y las cabezas. Una vez obtenido el producto final, ya envasado, se procede a la conservación del mismo en almacenes frigoríficos para el posterior envío al mercado.
El bacalao importado de Islandia o Noruega puede ser: “Bacalao Cura Amarilla” con un contenido de sal de 12 a 16% y con humedad igual o inferior a 47%. Se seca en una estufa durante 3 a 5 días, para que el color amarillo exista, el bacalao deberá haber sido graso. Y “bacalao seco entero”, con un máximo de 47% de humedad y 16% de sal.
Todo esto sin olvidar las tripas de bacalao o callos de bacalao, que en realidad no son las tripas sino la vejiga natatoria, que en el bacalao es gruesa y esta compuesta de una sustancia gelatinosa, que una vez salada y seca se le tiene en gran estima dentro de la gastronomía, especial-mente en la zona mediterránea. Ni por supuesto las cocochas, las huevas, la lengua o las mejillas de bacalao, que son pedazos de carne de consistencia gelatinosa que se retiran de la región entre los ojos y la boca…. y es que el bacalao es como el cerdo, se come todo.

Referencias

(1) Antonio Vázquez. La pesca española de bacalao en Terranova. Instituto de investigaciones Marinas (CSIC) Vigo. 2009.
digital.csic.es/bitstream/10261/125087/1/Pesca_bacalao_Terranova

(2) Peio Urrutia Ochoa. El Gran Banco de Terranova: mareas, mitos y miserias. Revista de estudios marítimos del País Vasco. 2003.
untzimuseoa.eus/images/itsas_memoria_04/40%20URRUTIA.pdf

(3) Mª Luisa Pérez Fariña. La industria del bacalao en Galicia: La importancia de la ría de Arosa. Maria Luisa Pérez Fariña. Departamento de Geografía. Universidad de Santiago. 1985
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1456795

(4) Rosa García Orellán. Rumbo al Gran Banco: Una etnohistoria de la pesca del bacalao en los bancos de Terranova.
hedatuz.euskomedia.org/4492/1/51577592.pdf

(5) M. Bouza Faraldo. Pesca, salazón y manufacturación del bacalao – PYSBE. De las orillas del Eume a Terranova. CÁTEDRA. Revista eumesa de estudios, 2013.
www.catedra.pontedeume.es/19/catedra1903.pdf

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