7
OTRAS DOMESTICACIONES
Domesticación de insectos: Abejas.
Gusano de seda. Domesticación de
caracoles. Domesticación de la oreja de mar o abulón.
La domesticación de insectos
En
este apartado de otras domesticaciones no pueden faltar los insectos como las
abejas o las mariposas de la seda, aunque los primeros más que domesticados
podríamos decir que fueron semidomesticados, especialmente si entendemos por
semidomesticadas aquellas especies que reúnen los siguientes requisitos (1):
-está
integrada a la cultura humana
-se
mantiene bajo el control del hombre para un propósito definido
-depende
de éste para su sobre vivencia.
- Abejas (Apis mellifera). La especie actualmente conocida
como abeja europea, abeja doméstica o
abeja melífera (Apis mellifera)
tiene su origen en un antiguo linaje de abejas que anidan en cavidades y que
llegó a Europa desde Asia hace unos 300.000 años. Estas abejas de origen
asiático se extendieron y adaptaron rápidamente a través de Europa y África.
Sin embargo, lo que no está claro es cuando llegó la Apis mellifera europea al continente americano, donde algunas
tribus indígenas ya explotaban colonias de Trigonas y Meliponas (vulgarmente
conocidas como abejas sin aguijón), mucho menos productoras de miel y cera que
la Apis mellifera europea. Los
historiadores ingleses documentan envíos de abejas europeas desde su país a sus
colonias del norte de América en las primeras décadas del siglo XVII. No
obstante, de documentación obtenida en el Archivo de Indias, investigadores españoles
especulan con que colmenas de abejas procedentes de España llegasen a la isla
de Cuba ya en 1.543. En cualquier caso no es malo recordar las dificultades
objetivas de efectuar con probabilidades de éxito el envío de estos insectos en
las naos de la época de los grandes descubrimientos (2).
En el proceso de domesticación, esto es de pasar de
silvestres a domésticas, en estas abejas no se produjeron grandes cambios
genéticos, fisiológicos o morfológicos que el hombre seleccionara. La selección
fue la mansedumbre, el resto son variables de la selección natural (3). Así, la línea divisoria entre las abejas
domésticas y silvestres es muy fina. A pesar de haberse seleccionado las
colmenas durante miles de años es sabido que en cualquier momento las abejas
pueden abandonar la colmena por un hueco de árbol sin mayor problema y en numerosas
oportunidades sobreviven sin mayores inconvenientes, lo cual podríamos definir
como un alto grado de readaptación a la vida salvaje.
En
este punto conviene diferenciar el grado de adaptación al ambiente de
diferentes razas de Apis mellifera (3), porque a pesar de haber
transcurrido muchos siglos de importación de colmenas a Brasil de abejas
de raza europeas, éstas nunca llegaron a vivir en estado silvestre o rústico,
como lo hicieron los híbridos de abejas africaniza-das de abejas
africanas Apis mellifera scutellata con abeja criolla Apis mellifera del
continente Americano; que inmediatamente invadieron la región tropical y
subtropical del continente tanto al norte como al sur. Esa es la razón de que
se habla de razas domésticas y no de especies domésticas. Las que definiríamos
domésticas en nuestro continente (abeja europea) no se comportan de la misma
manera en Europa donde, como hemos visto, sí se tornan silvestres.
Las
primeras noticias de la relación entre el hombre
y la abeja se remontan a poco después de la última de las grandes glaciaciones,
hace unos 10.000 años (4). Son de aproximadamente esta época las
pinturas rupestres que se conservan, en las que se representan escenas de
recolección de panales en árboles o abrigos rocosos. En las pinturas rupestres
del mesolítico presentes en la Cueva de la Araña, en Bicorp (Valencia),
proliferan escenas de la recolección de la miel; si bien es difícil determinar
su origen, se calcula que estas pinturas podrían datar entre 7.000 y 8.000 años
de antigüedad. En el Mesolítico 10.000 a 5.000 años a. C., el
ser humano comienza la recolección de miel de colmenas silvestres y es en el Neolítico
cuando aprendió a controlar las abejas y enjambres (5). La
explotación de las abejas de la miel por parte de las comunidades agrícolas del
Neolítico coincidiría con los inicios de la agricultura.
Conforme se avanzaba en la explotación de las comenas
silvestres, se buscaron formas y métodos para transportarlas hasta la cercanía
de las casas o motivar a las abejas
para que hicieran sus nidos junto a las aldeas. El hombre pasó de
ejercer una actividad recolectora a proporcionar a las abejas un habitáculo,
fabricado por él con diversos materiales, para que pudieran anidar y construir
los panales en su interior. Este recipiente, llamado posteriormente colmena,
permitía tener las colonias de abejas en un lugar cercano y accesible para
cosechar con mayor facilidad la miel y otros productos apícolas. El equipo
de Mélanie Roffet-Salque de la Universidad de Bristol (6) especula
con que la domesticación de la abeja o Apis
mellifera, podrían remontarse hasta la
Edad de Piedra, siendo los residuos de cera de abeja más antiguos datados por
el equipo del 7.000 a. C. y proceden de un yacimiento de Anatolia ubicado en el
sudeste de Turquía. La cerámica con restos de cera de abejas procedente de
otros lugares era de los Balcanes (5.500 a. C. – 4.500 a. C.), y del norte de
África (en torno al 5.000 a. C.). También han podido comprobar cómo el
aprovechamiento de los productos de este insecto, Apis mellifera, se
fue extendiendo por Europa, Oriente Próximo y norte de África en paralelo a la
agricultura y la ganadería.
En las civilizaciones mediterráneas se fue gestando la
apicultura durante el periodo comprendido entre los 8.000 y los 4.000 años
antes de Cristo (4). Se conservan colmenas ibéricas consistentes en
cilindros de arcilla alargados que se colocaban en posición horizontal, de unos
200 años antes de Cristo. Por su parte, los griegos utilizaban cacerolas de
arcilla mientras que los romanos de madera, barro o incluso tejidas con tallos
de hinojo o ramas de mimbre, siempre con orientación horizontal.
Mientras los romanos practicaban ya una auténtica apicultura,
en el norte de Europa imperaba la recolección de miel. En los bosques, las
abejas solían anidar en el interior de cavidades de los troncos. Progresivamente
se pasó de localizar enjambres silvestres a tallar o excavar troncos para tener
colonias bien localizadas y esto impulsó la apicultura basada en las
colmenas-tronco. Se cortaban los panales y se destruían las colmenas fuertes y
débiles, dejando las intermedias para la cosecha del año siguiente. Los nidos
expoliados se poblaban naturalmente con enjambres de primavera. En ciertas
zonas de Europa, Oriente Medio y norte de África también se practicaba una
apicultura “fijista” basada en colmenas-cesto trenzadas con diversos
materia-les vegetales.
- Gusano de seda. El
gusano de seda (Bombyx mori)
originario de China, es el único insecto completamente domesticado que existe. Hoy en día la polilla del gusano de seda
sólo vive en la cautividad alimentándose exclusivamente de las hojas de las
moreras (Morus alba). Los gusanos de
seda se han domesticado tanto que ya no pueden sobrevivir independientemente en
la naturaleza, especialmente desde que perdieron la habilidad de volar. Todas
las poblaciones salvajes están extintas, aunque hay probabilidades de que
existan parientes lejanos en Asia.
La
domesticación de los gusanos (7) se remonta a más de 5.000 años,
según indican tanto el registro arqueológico como los datos genéticos y fue un
acontecimiento único, es decir, que en algún momento se recolectó un gran
número de ellos en un corto periodo de tiempo y de aquella población inicial
derivan los gusanos de seda explotados actualmente en numerosas regiones del
mundo. Si bien se sabe que la domesticación ocurrió en China, no así la zona
específica del origen de esta domesticación, ni sí se recogieron en un único
lugar geográfico o en varios.
La
selección artificial de los gusanos ha actuado a lo largo de miles de años
favoreciendo características de interés económico como el mayor tamaño del
capullo, la superior expresión de la glándula productora de seda o la alta tasa
de crecimiento y de reproducción. Actualmente hay más de mil estirpes de
gusanos de seda productivos
El
Bombyx mandarina es considerado
como el antepasado más probable de todos
los gusanos de seda del mundo que vive en estado salvaje en Japón, gran parte
de China, Corea y otras zonas de Asia (8). Esta teoría tomó mayores visos de
verosimilitud cuando en 1.959 se encontró en Manchuria una variedad de B. mandarina con 28 cromosomas, quizá
fase intermedia en la evolución. Sin embargo, investigadores del Instituto
de Genómica de Pekín (7)
han
constatado que los gusanos domesticados (Bombyx
mori) y los salvajes (Bombyx
mandarina) están claramente separados genéticamente.
Las
primeras referencias a la cría del gusano Bombyx mori por el
hombre para la obtención de seda datan de 3.400 a. C., en las
regiones cálidas de la actual China donde abundaba el árbol de la morera (9).
Según la tradición china, la seda se descubrió en el año 2.640 a. C., en el jardín del emperador Huang Ti (10). De acuerdo con la
leyenda, Huang Ti pidió a su esposa Xi Lingshi que averiguara qué estaba
acabando con sus plantas de morera. La mujer descubrió que eran unos gusanos
blancos que producían capullos brillantes. Al dejar caer accidentalmente un
capullo en agua tibia, Xi Lingshi advirtió que podía descomponerlo en un Fino
filamento y enrollar éste en un carrete. Se había descubierto el hilo de seda y
con ello la seda que fue
un material reservado a la familia real.
Durante
muchos años, los chinos lograron conservar el secreto de la producción de la
seda por medio de medidas sumamente drásticas, aplicaban hasta
la pena de muerte a quien se atreviera a sacar de su territorio
huevecillos, gusanos o mariposas de la especie. La protección de
los secretos de la seda fue eficaz durante los siguientes 2.000 años, pero al
final estas medidas resultaron poco útiles (9). Hacia el
año 600 a. C. los japoneses y persas ya
conocían el arte de la seda. En la India la sericicultura se abrió
paso a través del Tíbet en el siglo VII a. C. y acabo difundiéndose
por Corea y Oriente Próximo.
Cuenta
la leyenda (10) que cuando el emperador Justiniano (483‐565 d.C.) del Imperio romano
de Oriente tuvo la idea de enviar a monjes para predicar el cristianismo por
oriente, en el año 550 d. C. conocieron los procedimientos para la crianza del
gusano y la producción de la seda. Los monjes introdujeron semillas de morera y
huevecillos del gusano de seda en el hueco de sus bastones de bambú, logrando
así burlar la vigilancia sobre esta especie y sacarla hacia su territorio. Así,
de Bizancio pasaría a Grecia. Ésta es
una versión discutible pues hacía tiempo que ya no era un gran secreto. De
todas maneras será con los griegos cuando se traslade la sericicultura hacia
todo el mediterráneo occidental y el norte de África. De Bizancio, la oruga
pasó a Italia y Sicilia en el curso del siglo VII, y al mismo tiempo los árabes
la introdujeron en España, único país de Europa que, en el siglo X, fabricaba
tejidos de seda. En el curso de los siglos XIII y XIV la oruga se asentó en
Francia, comenzando su incursión por la Provenza.
Serán
los españoles los que trasladen a América la industria de la seda
La domesticación de los caracoles.
Los
caracoles terrestres son moluscos gasterópodos que realmente más que
domesticados están semidomesticados (11) conviviendo tanto en
cautividad como en estado salvaje y no fue hasta el siglo XX cuando algunos
pioneros, en los años 60, realizaron los primeros intentos de cría verdadera,
es decir, controlando todas las fases del ciclo del caracol, incluyendo la
producción de crías. Actualmente, ya se puede hablar de la cría de caracoles terrestres o helicicultura como una actividad
zootécnica reconocida internacionalmente pese a la variedad de sistemas de cría
existentes.
De la gran variedad de
caracoles comestibles los más cultivados son: Helix aspersa o cryptomphalus
aspersa, conocido como caracol común o de jardín, Helix locurom o caracol turco, Otala
punctata o caracol cristiano y el Helix
pomatia o caracol romano que es el más apreciado por ser el más grande y
por su sabor. En España son además populares el Helix otala, que se conoce como caracol cabrilla sobre todo en
Andalucia, Helix theba pisana, muy habitual en diversas provincias y Helix
eobania, considerado un auténtico producto de lujo. Además de estos
es frecuente la cría de Theba pisana,
Eobania vermiculata, Cepaea memoralis,
Iberus gualtieranus y con menor frecuencia Cepaea hortensis y Cernuella
virgata (11). Como se ve una variedad considerable.
La utilización del caracol como
animal comestible es tan antigua como la misma humanidad, se
han encontrado restos fósiles de moluscos en cavernas prehistóricas
del Pleistoceno y del Holoceno en la región circummediterránea desde Cantabria
a los Pirineos, sudeste de Francia, Italia y norte de África, sugiriéndose,
incluso, que los caracoles terrestres han sido los primeros animales
domesticados por el hombre y los primeros criados para su consumo por las comunidades
humanas (11). Se podría decir que los habitantes del paleolítico
además de cazadores de mamuts, eran recolectores de caracoles.
Ya
en la Grecia clásica, los griegos fueron grandes consumidores de caracoles
y los romanos los consumían de forma habitual en su dieta e idearon los
primeros recintos (coclearia) conocidos para criar caracoles. Estos tenían secciones
separadas para las diferentes especies.
Según
Plinio (23-79 d, C.) (12), fue Fulvius Hirpinus el que estableció en
Tarquemia, una ciudad toscana no muy lejos de Roma, la primera coclearia o
lugar de cultivo, aproximadamente en el año 50 a.C., en la que engordaban a los
caracoles. También es sabido, que en jardines y huertos anexos a las villas y
palacios de algunos patricios romanos se disponía de recintos ad usum cochelarium, es decir: donde que
los caracoles se guardaban vivos para su posterior consumo en los grandes
banquetes (13).
La
Edad Media también fue una época de apogeo de los caracoles, aunque no tanto
como en la época de Grecia y Roma. Se consumían en abundancia, entre otras
razones porque esa “carne de caracol” era apta para la abstinencia cuaresmal.
Más tarde parece que el consumo disminuyó, pero resurgió a partir del siglo
XIX, manteniéndose hasta nuestros días, que como ya hemos visto a finales del
siglo pasado se montaron granjas con caracoles totalmente domésticos,
alimentados con piensos balanceados ricos en calcio y complementados por
vegetales (14). Estos vegetales, que como pueden ser las acelgas,
col, zanahorias, calabazas o calabacín, aportan numerosas vitaminas al caracol,
pueden ser complementados con plantas aromáticas como el tomillo y el
romero para que el caracol adquiera sus aromas y sabor.
Domesticación de la oreja de mar.
Otro
gasterópodo, pero esta vez marino, es la oreja de mar o abulón. Las orejas de
mar, desdeñadas durante siglos, se han convertido en el marisco más caro del
mundo, por lo que debido a los grandes beneficios que produce y la sobreexplotación
se está recurriendo a cultivarlas, y en consecuencia a su domesticación.
La
oreja de mar o abulón es un gasterópodo marino del genero Haliotis y de la familia Haliotidae (15):
Hay unas 130 especies diferentes de oreja de mar, todas comestibles, y que
reciben este nombre por su remota semejanza con una oreja humana. Sus conchas
son largas y planas de forma ovalada con la superficie externa convexa y rugosa, arqueada en la región posterior y
aplanada en la anterior con una serie de orificios en su margen.
Internamente la concha es nacarada, con iridiscencias verdes y rosadas.
Viven
en las rocas sumergidas del talud continental y sus dimensiones varían desde
los 4 hasta los 30 cm que puede llegar a alcanzar la especie californiana Haliotis rufescens. La alimentación
varía según la etapa de desarrollo. Así las larvas, formando parte del
plancton, se alimentan de algas microscópicas y animales planctónicos. Al
crecer se fijan al sustrato y pasan a consumir principalmente diatomeas, y ya
de adultos consumen algas macroscópicas que están adheridas al sustrato.
El
cultivo de la oreja de mar comenzó hace más de 80 años en Japón, y se practica
actualmente con éxito en varios lugares del mundo. Tanto en Japón como en
México, hace ya algún tiempo, se ha venido utilizando para el cultivo de abulón
un método básico (16), consistente en transportar ejemplares maduros
de los bancos naturales a estanques de hormigón exteriores. En estos estanques,
elevando la temperatura del agua por medio de la radiación solar o con rayos
ultravioleta, se induce el desove. Una vez que las larvas que en un principio
son planctónicas, están cerca de su estadio bentónico, se pasan a recipientes
de plástico y se les proporcionan diatomeas como alimento, hasta que alcanzan
tallas de centímetros para trasplantarlas a piletas exteriores, donde terminan
su desarrollo.
Si
bien, la tecnología de cultivo de algunas especies de oreja de mar está
totalmente desarrollada (17), a la hora de cultivar nuevas especies,
como es el caso de Haliotis tuberculata
(la variedad europea de Haliotis),
según algunos la mejor) hay que adaptar la tecnología existente a las condiciones
específicas de la especie, y al lugar en donde se desarrolla el cultivo.
El
cultivo de oreja de mar se puede dividir en tres fases (17): el
acondicionamiento de reproductores, la obténción de semilla y el engorde hasta
la talla comercial. Las dos primeras fases se realizan en el criadero, mientras
que la última en la granja de engorde. El criadero suele ser una instalación
cubierta situada en tierra firme, y requiere del control de las condiciones de
cultivo: temperatura, filtración y de la esterilización de grandes volúmenes de
agua. El producto final de un criadero es la semilla de oreja de mar. Se
denomina semilla a los ejemplares de una talla aproximada de 10 mm en longitud
de concha, que son capaces de alimentarse de macroalgas frescas.
Normalmente
el acondicionamiento de reproductores, esto es el mantenimiento de individuos
adultos bajo condiciones favorables, que garanticen una maduración correcta de
las gónadas, y puestas exitosas en el momento y condiciones deseadas, se
realiza en una sala destinada a este fin, donde se mantienen los reproductores
y se realizan las puestas inducidas y la fertilización. Durante el
acondiciona-miento es necesario que los reproductores se encuentren en óptimas
condiciones. En este sentido la temperatura, la alimentación, la iluminación, la
calidad del agua y los cuidados de los animales son factores que hay que tener
muy en consideración.
La
manipulación de la temperatura permite la obtención de puestas en cualquier
momento del año a la vez que una alimentación adecuada es esencial para un
desarrollo óptimo de la gónada. Aunque se han diseñado dietas artificiales
específicas para el acondicionamiento de reproductores, se recomienda la
utilización de macroalgas frescas dada la poca estabilidad del pienso en el
agua.
No
parece que el fotoperiodo, durante el periodo de acondicionamiento, influya en
la maduración de la gónada, y se observa una correcta maduración tanto en un
régimen de 24 horas de luz, como en uno 24 horas de oscuridad. La práctica más
extendida es el acondicionamiento en un régimen de 12 horas luz y 12 horas
oscuridad.
Teniendo en cuenta que la oreja de mar es
un animal fotofóbico, se aconseja durante el periodo de acondiciona-miento
mantener una intensidad de luz baja. Así mismo, es aconsejable incorporar refugios
en los tanques de acondicionamiento, imitando las rocas y recovecos de la
naturaleza donde la oreja de mar vive durante las horas de luz.
Los
factores que más van a influir en la calidad del agua y que habrá de tener en
cuenta son: un diseño adecuado de los tanques, una alta tasa de renovación del
agua, una apropiada densidad de cultivo, una apropiada estrategia de
alimentación y la eliminación regular de desechos.
Y
por lo que se refiere al cuidado de los animales decir que en cualquier sistema
de cultivo es fundamental que los animales se encuentren sanos, y no hay que
olvidar que las especies sometidas a cultivo son un medio apropiado para el
desarrollo de enfermedades e infestaciones, ya que los animales se encuentran
hacinados en un espacio limitado. En este sentido, se debe evitar cualquier
herida y la proliferación de enfermedades y/o infestaciones de parásitos.
Los
reproductores pueden capturarse del medio natural, o pueden obtenerse en las
granjas de cultivo escogiendo los individuos que han alcanzado la madurez
sexual.
Si bien las puestas naturales son
aprovechables en los criaderos de oreja de mar, la inducción a la puesta presenta
la ventaja de obtener huevos en un momento predecible. Hoy en día se conocen
numerosas técnicas para inducir el desove:
-Método
físico: se basa en la exposición prolongada de los reproductores al aire y/o en
someter a los animales a cambios de temperatura.
-Método
químico: se basa en un aumento de pH y/o en la dilución de hormonas o gametos
de la misma especie, en el agua que contiene los reproductores.
-Exposición
a Rayos Ultravioleta: consiste en hacer pasar el agua del cultivo que abastece
al tanque de puesta, a través de una cámara con una bombilla de UV, de donde
sale desionizada.
-Método
del Peróxido de Hidrógeno: consiste en añadir peróxido de hidrógeno (H2O2)
diluido en el agua.
Si
el estímulo de inducción a la puesta tiene éxito, se produce la liberación del
esperma y de los óvulos y la consiguiente fertilización, que para que sea
exitosa es importante añadir la cantidad adecuada de espermatozoides en el volumen
de agua que contiene los huevos. La concentración óptima de esperma varía entre
las especies de oreja de mar, y se estima que está en un rango de entre 105 y
106 espermatozoides/ml.
La
eclosión de los huevos y el cultivo larvario (fase pelágica), se realiza
normalmente en otra sala en tanques diseñados para este fin. Cuando se acerca
el momento de la fijación y de la metamorfosis, las larvas son transferidas a
otros tanques provistos de placas de plástico para aumentar la superficie de
fijación, cubiertas de films de diatomeas como sustratos de fijación y
alimentación para el crecimiento de las post-larvas. Esta es una fase crítica del
cultivo, donde la mortalidad post-larvaria puede alcanzar un 90%, en los dos
siguientes meses a la fijación, y requiere del cultivo de diatomeas en condiciones
controladas para abastecer de alimento a las post-larvas.
La
fase de engorde comprende el cultivo de las semillas hasta alcanzar la talla
comercial. Esta etapa del cultivo permite una mayor diversidad de las
instalaciones, pudiendo realizarse en tierra firme (en tanques), o en
diferentes tipos de estructuras en el medio marino (jaulas, barriles, nasas,
etc.). Recientemente, se ha prestado atención al cultivo en sistemas integrados
por oreja de mar-macroalgas-oreja de mar y peces-macroalgas-oreja de mar.
Referencias.
apicultura.wikia.com/wiki/Domesticación
(2)
[PDF] 163 Miel y abejas europeas en América JaimeLOREN - iduS
https://idus.us.es/xmlui/bitstream/handle/11441/39977/163.pdf?sequence=1
(3) Explora la Agrociencia: Abejas Domesticación e Importancia
exploralaagrociencia.blogspot.com/2010/04/abejas-domesticacion-e-importancia.html
www.apiads.es/.../apihistoria.../21-historia-de-la-apicultura-evolucion-y-conceptos-bas...
(5) Domesticación - Wikipedia, la enciclopedia libre
https://es.wikipedia.org/wiki/Domesticación
(6) Miel de abejas: un dulce manjar de la Edad de Piedra - Ancient Origins
www.ancient-origins.es/noticias.../miel-abejas-un-dulce-manjar-la-edad-piedra-00309...
https://elpais.com › Futuro
bombyx-mandarina.blogspot.com/2009/07/bombyx-mandarina-en-cautividad.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Sericicultura
https://www.actiludis.com/wp-content/uploads/2009/03/el-gusano-de-seda.pdf
ruralcat.gencat.cat/c/document_library/get_file?uuid=921bd05e-261d-4f6e...
(12) Helicicultura
moderna en España
www.racve.es/publicaciones/helicicultura-moderna-en-espana/
(13) La cría del caracol - ancec
www.ancec.org/fotos/arxius/LA%20CRÍA%20DEL%20Helix%20Aspersa.doc
caracoleslacosta.com/el-caracol-un-plato-con-historia/
(15)
Artes de pesca: Vamos a pescar oreja de mar
tintorero-wwwartesdepesca.blogspot.com/2013/05/vamos-pescar-oreja-de-mar.html
(16) Pesquería
del abulón – Biblioteca Digital ILCE
bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen2/ciencia3/087/htm/sec_12.htm
(17)
Aspectos reproductivos y acondicionamiento de reproductores de Haliotis tuberculata coccinea. Tesis
doctoral Amaia Bilbao Villena. 2012.
https://acceda.ulpgc.es:8443/xmlui/bitstream/10553/.../4/0665881_00000_0000.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario