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LA DOMESTICACIÓN DE LOS MAMIFEROS
Las domesticaciones del perro,
de los rumiantes (cabra, oveja, vacuno y búfalo), del cerdo, de los equinos,
del gato, de los camélidos, del conejo, de los cérvidos y de los elefantes.
La domesticación del perro.
“El
perro fue el primer y único animal domesticado antes de la agricultura”. “La
del perro es la primera intervención consciente del hombre en el proceso
evolutivo de otras especies”. Y ya estaban integrados con los humanos hace
15.000 o 20.000 años, antes de que se desarrollara la agricultura con funciones
de ayuda, defensa o compañía.
Hasta hace poco se creía que el
proceso de domesticación del perro surgió en las comunidades agrícolas de
Oriente Medio. De hecho, diversos estudios localizaban esta domesticación en
regiones como Eurasia, en Oriente Próximo o Asia oriental. Sin
embargo, estudios más recientes aseguran que la domesticación del perro
comenzó en Europa hace entre 18.800 y 32.100 años por parte de cazadores recolectores.
Con
posterioridad, acompañando a los humanos en sus desplazamientos, los perros se
expandieron por el resto del mundo, incluida América. Así lo determinaron análisis genéticos realizados por científicos
europeos, que han señalado además que fueron los cazadores recolectores los que
amaestraron y domaron a las especies de lobos de las que descienden los perros
actuales. Estos resultados implican que los perros domésticos son la
culminación de un proceso que se inició con los cazadores-recolectores europeos
y los cánidos con los que interactuaron.
La evidencia fósil más antigua de un perro domesticado fue
encontrada en 2.008 en la cueva Goyet de Bélgica, correspondiente a unos 31.700
años y al parecer asociado a la cultura auriñaciense (1). Hasta
entonces las pruebas más antiguas se habían encontrado en Rusia, de hace unos
14.000 años.
El adiestramiento del perro fue un proceso largo y gradual en el
que confluyeron varios acontecimientos. Lo más probable es que la domesticación del perro empezara por la adaptación
espontánea de los lobos al acercarse a vivir junto al hombre más que por la
voluntad humana. En el origen de esta relación ambas especies se
beneficiaron de una coexistencia inicial. Por un lado, los lobos aprovecharon
los restos de comida que dejaban los humanos en los lugares de caza o cerca de
sus asentamientos. Aquellos que lograron establecer un mayor contacto y lo
hicieron de forma dócil y pacífica obtuvieron mejores resultados y pudieron,
lentamente, conseguir comida para toda su manada de forma segura y fácil. Para
aquellos lobos menos agresivos, los humanos serían vistos más como proveedores
de comida que como posibles presas.
Por
otro lado, los humanos se beneficiaron de la protección y defensa frente a
otros depredadores que les ofrecían los lobos al merodear cerca de sus
poblados, pues los lobos para salvaguardar su cubil se convertían en auténticos
perros guardianes, siempre alerta en defensa de su territorio, aunque no se
diera cuenta que al mismo tiempo protegían al ser humano.
Esta
relación con los lobos no tuvo que ser fácil: como carnívoro, el lobo posee
garras, colmillos y un potencial agresivo nada desdeñable, por no hablar de su
organización en manadas y su caza en grupo. Aún así, también posee
características muy similares a los seres humanos que han hecho posible su
convivencia: su inteligencia, su marcada conducta social, como los humanos, y
su apego emocional. El gregarismo, básico para su subsistencia como para la
nuestra, sería el punto clave por el cual un carnívoro de tales características
se hizo amigo del hombre. Sin olvidar que el medio ambiente alrededor de los
campamentos seleccionaba la mansedumbre. Un perro temeroso no conseguiría un
bocado de entre los restos de basura, uno manso pero valiente para arriesgarse
y acercarse sí conseguía algo. Puede que los primeros perros fueran unos
oportunistas. A los más mansos se les permitía su merodeo, no así con los más
agresivos.
En
una segunda etapa, los hombres tuvieron un rol mucho más activo. Además de
encontrar en los canes una grata compañía, nuestros ancestros se dieron cuenta
de que también podían serles útiles para diversos fines. El hombre advirtió que
los canes poseían un sentido del olfato y del oído muy desarrollado,
intentó utilizarlos para fines provechosos como la caza, el pastoreo o la guarda.
Así, la domesticación se profundizó y, tras el paso del tiempo, aquellos que
cumplían con determinadas labores y que respondían mejor en determinadas zonas
geográficas, fueron agrupados y lentamente conformaron las distintas razas de
perros que hoy hay. Pues a lo largo de este proceso
los lobos sufrieron grandes cambios, no sólo de comportamiento, ya que dejaron
de cazar animales para alimentarse o de responder agresivamente al contacto
humano, sino también físicos, de modo que cada vez se fueron distanciando más
de los perros.
La
explicación a los cambios físicos sufridos por estos lobos en su camino hacia
los perros estaría en las modificaciones que sufrió su alimentación (2).
En primer lugar, durante su proceso evolutivo su cráneo y sus dientes se hicieron
más pequeños ya que no necesitó cazar grandes presas para alimentarse dado que
se le proveían de todo lo que necesitaba. Por otro lado, como su dieta pasó de
ser absolutamente carnívora a una dependiente de los desechos humanos, que
incluían restos no cárnicos, su cerebro -órgano que requiere una alta dosis de
calorías y proteínas para desarrollarse- se redujo al menos un 10%.
Pero además de estas
modificaciones los perros primitivos sufrieron otros cambios morfológicos. Su
pelaje se volvió más suave y con manchas blancas, las orejas se hicieron más
flexibles y se doblaron o directamente se volvieron gachas, y empezaron a
menear la cola para mostrar su alegría, características todas ellas que les
hacían parecer más gratos a los humanos. En unas pocas generaciones dejaron de
parecerse a los lobos de los que se habían originado y surgió nuestro Canis
familiaris. También cambió su psicología. Aprendieron a leer los gestos
humanos (3).
«No podemos decir que los perros de una región o de una
raza en particular están más estrechamente relacionados con una determinada
población de lobos. Todos los perros
están más estrechamente relacionados entre sí que cualquiera de ellos con los
lobos actuales" (4). “La mayoría de los perros
actuales están más íntimamente relacionados con los lobos antiguos que con los
lobos modernos”, explica Thalmann en Science,
“la población que dio origen a los perros modernos probablemente ya esté
extinta” (5).
Y en cuanto a las enormes diferencias que se observan entre
los perros actuales, se considera que son resultado de mejoras genéticas
impulsadas por los humanos, más que de diferencias procedentes de sus ancestros
lobos. Producto de estas mejoras genéticas serían las razas modernas, que por
cierto han sido “creadas” mayoritariamente
en los últimos dos siglos en Europa. Hoy existen en torno a cuatrocientas razas
y la mayoría han conseguido una identidad en menos de treinta generaciones.
De todo lo anterior y
para concluir podríamos decir que los canes se domesticaron
a sí mismos como un modo de adaptarse y asegurar la supervivencia de su
especie. De esta forma se contradice la hipótesis hasta ahora aceptada de que
fue voluntad de los hombres adoptar a sus crías para educarlas según las normas
de la vida doméstica.
La domesticación de rumiantes.
Mucho tiempo después de
domesticado el perro, una vez que el hombre se transformó de cazador-recolector
nómada a agricultor sedentario, tuvo
ori-gen el proceso de domesticación de los rumiantes de granja: cabras, ovejas,
vacas, búfalos y renos.
Los primeros rumiantes domesticados fueron las
cabras, seguidos de las ovejas, los uros, que darían lugar a las vacas, los
búfalos y más recientemente los renos. Las cabras y ovejas comenzarían a
frecuentar las áreas que circundaban los campamentos,
donde encontraban alimento en los campos cultivados. Por otra parte, algunas
crías que quedaban huérfanas o algunos animales heridos durante las batidas de
caza llegaban al interior de los campamentos quedando confiados a la protección
y cuidado de los jóvenes y mujeres. La domesticación de las cabras y ovejas favorecieron al
mismo tiempo la sucesiva domesticación de los bovinos, ya que como pequeños
rumiantes pudieron ser ordeñados y su leche utilizada para alimentar a las
crías, las cuales eran demasiado grandes para ser amamantadas por el seno de
una mujer (5).
Las cabras y ovejas por
sus características facilitarían, hasta cierto punto, su propia domesticación,
ya que se prestan a ello mejor que otras especies. Al ser de pequeño tamaño el
hombre puede capturarlas y mantenerlas sin mucho peligro a la vez que son
animales muy frugales con gran capacidad de adaptación a condiciones duras de
clima y terreno. Y no menos importante es que son rumiantes, esto es, que se
nutren de forrajes ricos en celulosa como la paja o el heno, alimentos no
útiles para el hombre, ni para perros o cerdos, que merodearían los campamentos
en busca de restos de alimentos, por lo que no se produce competencia por los
alimentos en una agricultura incipiente. Por todo ello no es extraño que la
primera forma de ganadería se basase fundamentalmente en las cabras y las
ovejas. En principio las cabras ocuparían las zonas de montaña y las ovejas y
corderos dominarían en los valles del suroeste de Asía, como se deduce de los
yacimientos de ambas especies, más adaptadas al medio que los bovinos.
Así pues la cabra sería, el primer animal domesticado
por su carne, hecho que tendría lugar en el
Creciente Fértil, hace más de 10.000 años, en los montes Zagros (en la frontera entre Irán e
Irak) y en el este de la península de Anatolia (Turquía), a partir de un
progenitor salvaje, que sería la Capra aegragus
(llamada bezoar) que estaba muy presente allí donde la agricultura
estaba muy desarrollada. Los restos arqueológicos encontrados en Irán e Irak indican que estas
cabras que vivían en los poblados Neolíticos, eran de menor tamaño y tenían cuernos más pequeños que sus
parientes salvajes. La explicación que dan los zoo-arqueólogos a este fenómeno
es que, desde los comienzos de la ganadería, los pastores prehistóricos optaron
por seleccionar solo a los individuos que eran más pequeños y más dóciles de manejar. De
hecho, hay autores que consideran que la cabra doméstica es una subespecie de
la cabra salvaje, clasificándola como Capra
aegragus hircus (5).
Los
análisis del ADN mitocondrial de cabras do-mésticas de diversas partes del
mundo han revelado la existencia de seis linajes maternos. Esto indicaría la
participación de otras tantas subespecies de aegagrus en los
orígenes maternos de las cabras dome domésticas (6).
El
primer linaje sería el que tuvo lugar en Anatolia a partir de Capra aegragus hace 10.000 años, al que
ya hemos hecho referencia. A continuación se domesticó, también en Anatolia,
otra subespecie de capra aegagrus. Posteriormente hubo
una expansión hacia el oeste, por ambas orillas del Mediterráneo y hacia el
este, internándose en el área de distribución de otras subespecies de capra
aegagrus, hasta completar loe seis linajes maternos de las cabras
domesticas actuales.
La oveja sería,
como ya hemos visto, el según-do rumiante domesticado poco después que la
cabra, y como ella en Oriente próximo en el denominado creciente fértil. Las
pruebas arqueozoológicas señalan que la domesticación tuvo lugar en torno al
VII milenio a. C. La mayoría de los estudios
atribuyen el origen silvestre de la especie al muflón asiático (Ovis orientalis orirntalis),
descartando así otros congéneres como el argali (Ovis ammon) o el urial (Ovis orientales vignei) que se barajaban como
posibles ancestros. El muflón europeo (Ovis orientalis musimon) sería el
resultado de ovejas asilvestradas en la antigüedad, bien por haberse escapado
de los rebaños o bien por haber sido abandonadas ante la aparición de razas con
lanas de mejor calidad, también desde Oriente Próximo y extendidas por el
comercio (7).
Los muflones salvajes tenían ciertas características que los
hacían muy adecuados para la domesticación, como su relativa poca agresividad,
un tamaño manejable, una pronta madurez sexual, su carácter gregario o su alta
tasa de reproducción. Se cree que algunas crías de muflón huérfanas fueron
criadas por el hombre, mejor dicho por las mujeres, debido a que este animal en
su etapa infantil es muy manso. A partir de ahí, se formaron las bases para
obtener la oveja domestica, que redujo su tamaño corporal y en el caso de las
hembras la pérdida de la cornamenta.
Inicialmente las ovejas se criaron únicamente para obtener
carne, leche y pieles y no fue hasta mucho más tarde cuando comenzó a
aprovechar su lana. Evidencias arqueológicas encontradas en Irán indican que la
selección de ovejas para obtener lana podría haber comenzado alrededor del
6,000 a. C. y las primeras prendas
tejidas con lana datan de dos o tres mil años más tarde (9).
Se piensa que todo el ganado vacuno procede del uro, animal de grandes dimensiones -la altura media a la cruz era de 160 a 180 cm
en los machos, pudiendo llegar a los 2 m, y 150 cm en las hembras- que vivía
en los bosques abiertos y en las praderas de Asia Central y posteriormente se
expandió en la India, Oriente Próximo, Asia, África y Europa, para terminar
extinguiéndose por culpa del hombre. Los últimos uros salvajes quedaron
arrinconados en zonas de Europa Central: el último ejemplar, una hembra, murió
en 1.627 en Polonia. Del uro se cree que existieron tres subespecies o razas (10):
- El uro euroasiático, de nombre científico Bos primigenius primigenius, que vivía en parte de Europa y Asia.
Se cree que dió origen a las razas vacunas europeas, de nombre científico Bos taurus.
- El uro índico, de nombre científico Bos primigenius nomadicum, vivió en lo que hoy es la India. Dio origen
al cebú, animal de nombre científico Bos
indicus.
- El uro africano (Bos
primigenium africanus) dio origen a razas vacunas africanas, también
llamadas vacunos sanga o razas taurinas africanas (Bos tauros).
El ganado vacuno (Bos taurus) es probable que se domesticase en el Oriente Próximo
hace unos 7.000 años a partir de uro euroasiático. Según estu-dios
zooarqueológicos (11) comenzó a ser domesticado en el Sudoeste
asiático en los pantanos y los bosques de la cuenca
media del río Éufrates. Restos arqueológicos hallados en Anatolia evidenciaban
que el ganado doméstico estaba presente en el VI milenio a.C. Así mismo,
también pertenecientes al VI milenio a.C., se encontraron evidencias de la
domesticación del ganado taurino en Irán, al oeste de las montañas Zagros y en
el Valle de Amouq.
Durante mucho tiempo se
creyó que desde el oriente Próximo las vacas se fueron extendiendo por toda
Europa sin mezclarse con los rebaños de bóvidos locales o uros. Estudios más
recientes (12) indican que sí que hubo
mezclas de vacas domesticadas con las poblaciones de uros locales. Estos
cruzamientos fueron hechos probablemente por los agricultores neolíticos para
mejorar la adaptación de las vacas de Oriente Próximo a las condiciones
ambientales, más frías, de Europa. Por otro lado, se
constató la disminución del tamaño corporal a lo largo de este
período algo que como ya hemos comentado antes es una característica propia del
proceso de domesticación.
Los últimos estudios sobre la domesticación de la vaca (9)
a partir del análisis de ADN mitocondrial sugieren que el gran número de vacas
que tenemos en la actualidad (unos mil millones de cabezas) proviene de menos
de 100 individuos salvajes, lo que indica una baja diversidad genética. La
explicación de por qué se dispusieron de tan pocos animales inicialmente se
debe a que el ancestro de todas las vacas, el uro, era un animal salvaje que
daba muchos problemas para ser domesticado. La mayor parte de los intentos de
domesticar este animal salvaje fracasaron aunque se cree que el uro o un
pariente salvaje del uro vivía en toda Europa y Asia.
También hace unos 7.000
años se domesticó el cebú (Bos indicus),
separadamente del Bos tauros, a
partir del uro indico en el valle del rio Indo en el sur de Asia; y en la zona
que hoy es Egipto surgirían las razas bovinas africanas a partir del uro
africano.
Durante el neolítico, no sólo tuvo lugar
una expansión de agricultores desde Oriente Próximo ha-cia el norte y oeste de
Europa, sino probablemente también se produjeron migraciones sur-norte a través
del Mediterráneo.
Así llegamos al búfalo, búfalo de agua o
arni (Bubalis bubalis) perteneciente a la familia Bovinae y al género Bubalus que procede del búfalo de agua
salvaje (búbalos arnee) originario
del sudeste asiático, la India central, el sur de Nepal, el oeste de Vietnam
y el este de Malasia. En la
actualidad se encuentra tanto en estado salvaje como doméstico, y ha sido
introducido en muchos otros lugares. El búfalo salvaje es de mayor
tamaño que el búfalo doméstico, y aunque está en peligro de extinción aun vive
en zonas pantanosas en Nepal, Tailandia, Bután e India. Puede ser peligroso en
estado salvaje, pero es un animal muy dócil cuando ha sido domesticado.
La
domesticación del búfalo se remonta a varios miles de años atrás. En China, el búfalo
fue domesticado hace 7.000 años, en India hace 6.000 años y en la región de Ur,
actual Irak hace 4.000 años. Por lo tanto, el búfalo es uno de los animales
domésticos más antiguos que existen.
En excavaciones arqueológicas realizadas en la India, se obtuvieron
evidencias que demuestran que en ese país se conoce al búfalo desde 60.000 años
antes de Cristo. De Asia
fue llevado a África, luego a Europa, Oceanía y más recientemente fue
introducido en el continente americano.
Desde tiempos antiguos el búfalo se ha usado en el sudeste
asiático para trabajar con del arado, sobre todo en los arrozales, donde su
capacidad para moverse en zonas encharcadas resulta muy útil y por ello se
prefiere a otros bovinos domésticos, como el cebú,
el gayal o el banteng. En Europa (y muy especialmente en
Italia) también cumple esta función, además de producir la leche para el queso
mozza rella. Asimismo se aprovechan la carne y la piel.
Por último entre los rumiantes
domesticados hace miles de años no nos
podemos olvidar de los renos (rangifer tarandus),
conocidos en Norteamérica como caribús, son rumiantes de la
familia cervidae cuyo hábitat
originario es la tundra y taiga del hemisferio
norte, aunque hayan sido aclimatados con éxito en las islas subantárticas. El
reno/caribú está muy difundido al norte de Escandinavia, en Rusia, en Kazakhstán,
en las zonas costeras de Groenlandia y al norte de América. Fue domesticado
originalmente en el año 1.000 antes de Cristo en Siberia y en Escandinavia por
aborígenes como los lapones y los nenets. En el caso de los sami de
Finlandia, la ganadería masiva de renos se desarrolló entre los siglos XVI y
XVIII (13).
La
razón de por qué el reno fue domesticado y su pariente salvaje el caribú no lo
fue, estaría en las diferentes características de sus comportamientos (14).
Cuando los renos son atacados por los lobos, se agrupan y forman un grupo
compacto. En la misma situación los caribús se desparraman en todas
direcciones. Parece posible que los renos domésticos de hoy hayan sido
seleccionados por su propensión a agruparse, lo cual seguramente, los hace más
fáciles de capturar que si se dispersaran como el caribú. Si tal es el caso,
sería muy difícil de domesticar al caribú canadiense. Se admite comúnmente que
esta domesticación fue obtenida por amansamiento del rebaño más que de individuos
aislados. Los cazadores primitivos siguieron probablemente a los rebaños salvajes
y fueron tomando progresivamente el control, más que tomarse la dura tarea de capturar
a los jóvenes y criarlos individualmente. Los renos se reproducen sin
dificultad en cautividad. La cría del reno en los duros ambientes nórdico sería
más provechosa que la cría de animales pilíferos (animales apreciados por su
piel como zorros, chinchillas, visones, nutrias o conejos) o la cría de otras
especies domésticas para carne. El reno se utiliza como animal de tiro de
trineo por ser fuerte, resistente y rápido. Además se aprovecha su leche, su
carne, su piel, el pelo y el "velvet" (cuernos no osificados en
crecimiento) que contiene substancias biológicas activas utilizadas en la
medicina oriental. El reno doméstico tiene las patas más cortas que su pariente
salvaje y es algo más pesado.
La domesticación del cerdo.
Los jabalíes, además de ser importantes
animales de presa para los cazadores y recolectores en amplias áreas de
Eurasia, merodeaban junto con sus crías los asentamientos
humanos con doble finalidad: la primera para alimentarse de sus desechos y la
segunda para intentar protegerse de los depredadores, los cuales huían de los
humanos. Si a esto sumamos la elevada productividad de estos animales, dado que
su gestación es relativamente rápida, las crías son en gran número, en pocas semanas
el animal puede multiplicar su peso, así como la facilidad para alimentarlos y
que fuera de la época de celo son relativamente fáciles de manejar, sobre todo
sus crías, sin olvidar el hecho de que los jabalíes son animales gregarios
y sociables con una fuerte necesidad de
contacto físico estrecho y, en su ambiente silvestre, a menudo se
echan y duermen en contacto con otros de su especie, se comprende que los jabalíes fueran serios candidatos para la domesticación;
la dificultad para los desplazamientos fue, en cambio, un elemento en contra,
hasta el punto de que sólo los pueblos sedentarios usaban cerdos.
La
domesticación del jabalí, que como acabamos de ver era un animal idóneo para
ello, se inicio para utilizar su carne en la alimentación, hace alrededor de
9.000-10.000 años, cuando grupos humanos consiguieron integrar a los cerdos
salvajes en la vida de sus aldeas y los convirtieron en animales domésticos. Al principio los cerdos
domesticados vivían en un estado de medio domados. Eran guiados por su cuidador
para alimentarse en los bosques buscando su comida y retornando al asentamiento
humano al anochecer. A medida que los establecimientos y comunidades fueron
creciendo; el pastor tuvo que crear chiqueros y granjas para criar a los
cerdos, para ese momento la domesticación se acentuó y el granjero era quien
suministraba alimento y protección.
Los cerdos salvajes
fueron domesticados de forma independiente en por lo menos siete sitios distintos
de Europa y Asia (15) hace, como dijimos, unos 10.000 años siendo altamente probable
que se haya dado en muchos lugares dentro de cada respectiva región, lo que
significa que fue la técnica de domesticación del cerdo salvaje lo que se
propagó por el mundo, y no el cerdo doméstico en sí mismo (16). Esto
contrasta con el consenso que había hasta ahora de que el actual ganado porcino
derivaba de animales domesticados sólo en Oriente Medio y el sudeste de Asia y traído a Europa
a través de migraciones. La opinión dominante era (15) que las
formas domésticas de los cerdos actuales tuvieron origen en cruces entre el
cerdo salvaje asiático (Sus vittatus)
y el cerdo salvaje europeo, el jabalí (Sus
scrofa).
De los trabajos de investigadores de diferentes países se
ha podido demostrar que (15):
"Las cepas modernas de cerdos domésticos europeos provienen
del centro de domesticación europeo y carecen de toda afinidad con los linajes de jabalíes salvajes presentes
en el Oriente Medio" y que: "La
ausencia completa de líneas genéticas turcas, armenias o iraníes en las cepas
europeas modernas implica que, aún si algunos cerdos domesticados en el Oriente
Medio entraron a Europa con los primeros agricultores procedentes de esta
región, no dejaron descendencia entre
los cerdos domésticos europeos modernos”.
De
todas formas, estos descubrimientos (22) no excluyen la posibilidad
de que los primeros cerdos domesticados en realidad hubiesen tenido su origen
en Oriente Medio. De haber sido así, después de un período inicial, hubo una
amplia domesticación de cerdos salvajes en Europa, que diluyó cualquier contribución
anterior de otras áreas geográficas.
En
cualquier caso no hay que olvidar que hubo un intercambio constante de material
genético entre los cerdos domésticos y las variedades salvajes locales. Es por
esto que los cerdos europeos, son un mosaico de muchas
poblaciones salvajes, incluyendo muchas ya extinguidas (17).
La domesticación de los equinos.
Equinos son los caballos, los burros y
las cebras, siendo estas últimas las únicas que no han sido domesticadas ¿por
qué?. Aunque se piensa (18) que en el
pasado algunos
ejemplares de cebra sí llegaron a ser entrenados como animales de montura o
de carga, la realidad es que aun siendo aparentemente tan parecidas a los
caballos la domesticación fracasó por varios motivos, no siendo el menor las
diferencias en el comportamiento que presentan en relación a los caballos o los
asnos, que sí se domesticaron con éxito, como a continuación veremos.
La cebra, al vivir en un entorno lleno de depredadores (leones,
guepardos hienas...) desarrolló un permanente estado de alerta,
huyendo cuando nota algo de peligro y desarrollando una fuerte capacidad de
lucha si se le atrapa y responder de forma violenta. Todo esto hizo que las
cebras no fueran vistas como unos animales “amigables” como para ser domesticados.
En
este sentido parece oportuno hacer una referencia a la consideración que le
merecen las cebras a Jared Diamond, y que expresa en su galardonada publicación
“Armas, gérmenes y acero”, una breve historia de la humanidad en
los últimos trece mil años (1.977) (18): “La cebra tiene el desagradable hábito de morder a una
persona y no soltarla. En Estados Unidos, las cebras hieren a más cuidadores de
zoológicos cada año que los propios tigres. Las cebras también resultan
prácticamente imposibles de enlazar con una cuerda -incluso por vaqueros que
ganan campeonatos de rodeos capturando con sus lazos a caballos-, debido a su
habilidad a toda prueba para observar el extremo de la cuerda volando hacia
ellas para, a continuación, agachar la cabeza y esquivarla. De ahí que rara vez
(acaso ninguna) haya sido posible ensillar o montar una cebra”.
Ante la imposibilidad de domesticar a las
cebras pasemos a ver que paso con la domesticación
del burro (Equus africanus asinus) que fue el
único ungulado domesticado en África. La domesticación del
burro a partir del asno salvaje africano fue un punto crucial en la historia de
la humanidad. Transformó los sistemas de transporte antiguos en África y Asia y
la organización de las primeras ciudades.
El burro
actual procede (19) de la domesticación de dos especies de asnos
salvajes norteafricanos: “el asno salvaje de Nubia (Equus asinus africanus), localizado entre la ribera
oriental del Nilo y el Mar Rojo, y el asno salvaje de Somalia (Equus asinus
somaliensis), localizado en la península del mismo nombre. Al parecer,
fueron los pastores del nordeste de África, dentro del proceso de
desertificación del Sahara, los que aprovecharon la capacidad de resistencia de
aquellos animales a la falta de agua y a las altas temperaturas para conseguir
su domesticación”. Esto
ocurrió alrededor del 5.000 – 6.000
a.C., convirtiéndose los burros desde entonces en
importantes animales de carga y cabalgadura para las gentes que vivían en las
regiones de Egipto y Nubia. También se usaron para arar y las hembras para ser
ordeñadas.
Los restos zooarqueológicos más antiguos de burros
domesticados se han encontrado en Egipto, en el complejo funerario de Abidos,
datado en 3.000 a. C. Las similitudes morfológicas con el asno salvaje muestran
que todavía estaban en un proceso de cambio fenotípico importante en aquellos
tiempos en Egipto, lo que puede indicar que las modificaciones morfológicas
derivadas de la domesticación tardaron en aparecer mucho más de lo que se
estimaba, o bien que los egipcios cruzaban sus asnos domésticos con los
salvajes, práctica que parece acreditada (20): “Es característico
de los antiguos criadores de asnos elegir solamente asnas y no sementales, y
asegurar la reproducción atando la asna en celo en algún sitio donde estuviesen
seguros de que un semental salvaje viniese del bosque, de la estepa, de la
montaña o del desierto y la cubriese.
Después de la domesticación del perro, la cabra, la oveja,
la vaca, el cerdo y el burro, le toco el turno a los caballos, que fueron los animales más representados
en el arte prehistórico, apareciendo pinturas de caballos de hace al menos
35.000 años, mucho antes de su domesticación. Éstos son especialmente
representados en el suroeste de Europa.
Los caballos salvajes de la Era Glaciar, muy abundantes gracias a
la presencia de grandes prados, se cazaban en Europa en las estepas de Eurasia
y América del Norte por los primeros humanos modernos. Éstos se utilizaban para la alimentación,
gracias a la gran fuente de proteínas que aportaban. Esta relación
depredador-presa marca la primera etapa de la relación entre los hombres y los
caballos, que se había originado en el continente americano, pero de donde
habían desaparecido al extinguirse a finales del pleistoceno, hace más de
11.000 años, y que no volvieron a ser reintroducidos hasta el siglo XVI por los
españoles.
Recientes trabajos de investigación (21)
han mostrado que el ancestro salvaje extinto de los caballos domésticos, el Equus ferus, se expandió desde el este
de Asia hace unos 160.000 años. Las zonas
esteparias al este de los montes Urales en el norte de Kazajistan serían así
los primeros hábitats del caballo salvaje durante miles de años, donde el
ser humano los habría cazado durante mucho tiempo, lo que les permitiría
adquirir un gran conocimiento sobre el comportamiento del caballo salvaje; eso
fue fundamental para poder domesticarlo con éxito, como así hicieron los
hombres primitivos de lo que se conoce como cultura Botai, civilización que
tuvo lugar a finales del neolítico en lo que ahora es Kazajistán, entre los
años 4.000 y 3.500 antes de Cristo. A medida que estas manadas de caballos
domesticados se iban propagando a través de Eurasia eran repetidamente reabastecidas
con caballos salvajes (21) lo que permitió que se produjeran
continuos cruces entre los caballos domésticos y los salvajes de las distintas
zonas, como sería el caso de los caballos domésticos europeos
Si en estos episodios de reabastecimiento participaron
principalmente yeguas salvajes, esto explicaría la gran cantidad de linajes
femeninos en el acervo genético de los caballos domésticos, sin tener que
recurrir a la explicación de los múltiples eventos de domesticación (22).
Parece que los caballos fueron domesticados
originalmente como fuente de alimento, en concreto por su carne y leche, y no
para monta o tiro (23), y la razón de que su domesticación, en
aquellas zonas, fuese preferente a la de las cabras, ovejas o vacas es que los
caballos tienen la ventaja sobre estos
animales en que están mejor adaptados a los severos inviernos de la zona y son
capaces de pastar todo el año, incluso con nieve. Las vacas, ovejas y cabras
necesitan ser alimentadas en invierno, razón por la que fueron incorporadas a
la economía prehistórica de la región más tarde.
Un modelo de domesticación de los caballos (24)
consistiría en sacrificar a los adultos para su carne y mantener a los potros,
que son relativamente pequeños y fáciles de manejar, como mascotas, dado que
los potros toleran bien la cercanía de los humanos y de otras especies para
satisfacer sus necesidades sociales. No hay que olvidar que los caballos son animales de rebaño o manada y necesitan del grupo para
sobrevivir. Por lo tanto, la domesticación del caballo pudo haber empezado con
los caballos jóvenes como animal doméstico de compañía, antes de descubrir que estos animales podían ser
montados o usados como animales de tiro.
Lo que no está claro es si los caballos se domesticaron primero
como animales de silla o de tiro. Así, (24) mientras que restos
arqueológicos parecen mostrar evidencias de que los caballos fueron usados
primero para tirar de carros de guerra, hay otra evidencia, aunque indirecta
como es la presencia de bocados, que nos lleva a pensar lo contrario, particularmente
en la cultura Botai, de que los caballos fueron utilizados primero como
animales de silla. Por otra parte teniendo en cuenta el uso de bóvidos para
tirar de arados en Mesopotamia, es posible que también los primitivos arados
puedan haber sido probados con caballos.
La domesticación del gato.
Durante mucho tiempo se pensó que los
gatos habían sido domesticados en Egipto entre el 3.000 y el 2.000 antes de
Cristo. Sin embargo, hoy se sabe que fue mucho antes cuando se establecieron
los primeros contactos entre los gatos y el hombre, lo que se supone que
ocurrió en el neolítico, en el Creciente
fértil, hace entre 8.000 y 10.000 años.
Aunque la fecha no
se sabe con exactitud, sí se puede afirmar que la domesticación del gato no se
pudo producir antes de la revolución agrícola (25). Y es que antes
de la aparición de la agricultura los gatos, a diferencia de los perros, no
presentaban ningún interés para el hombre cazador-recolector. Los perros, como
ya vimos, les podían ser muy útiles a los cazadores del paleolítico, que
aprovecharon las superiores capacidades olfatorias y auditivas, al tiempo que
también les servían para guardar sus poblados. Pero la situación cambió
drásticamente cuando el hombre se hizo sedentario y agricultor y necesito guardar
y almacenar grandes cantidades de alimentos. Como dice Desmond Morris (1988) (25):
“Los almacenes de grano, en particular, debieron atraer una población pululante
de ratas y ratones casi desde el mismo momento en que el hombre cazador pasó de
nómada a sedentario y se convirtió en granjero. En las primeras ciudades, donde
los almacenes eran grandes, se hubiera convertido en tarea imposible para los
guardianes descubrir a los ratones y matarlos en número suficiente como para
eliminarlos o, incluso, para prevenir que se multiplicasen. Una de las primeras
plagas que debió conocer el hombre urbano sería una infestación masiva de
roedores. Cualquier carnívoro que contase entre sus presas a ratas y ratones
les parecería a los acosados custodios de alimentos un enviado de los dioses”.
Y sigue D. Morris: “Resulta fácil imaginar cómo un buen día alguien observó casualmente
que unos cuantos gatos salvajes merodeaban por los silos y cazaban ratones.
¿Por qué no alentarles? Para los gatos, aquella escena debió de ser difícil de
creer. Por todas partes les rodeaba un huidizo festín como jamás habían
encontrado hasta entonces. Habían desaparecido las interminables esperas
agazapados en el suelo. Todo cuanto necesitaban hacer era darse un indolente
paseo hasta los aledaños de los vastos almacenes de grano, y allí les esperaban
gordos roedores alimentados con grano. De este estadio, al de cuidar y criar a
los gatos para incrementar la destrucción de los roedores no había más que un
paso, puesto que era algo que beneficiaba a las dos partes”.
Ante esta situación a los gatos monteses la elección no les
resultó difícil: entre quedarse o volver a la vida salvaje y a la incierta
caza, optaron por lo que parecía mejor para ellos que era quedarse. Por su parte los granjeros les dieron
la bienvenida con la esperanza de que mantuvieran
libres de ratones sus reservas de grano, creándose así una alianza que
eventualmente culminó en la domesticación, o mejor dicho en la autodomesticación, pues fue el gato quien decidió ir
a vivir con el ser humano, no al revés. Los
felinos tenían presas y los agricultores se libraban de los roedores que
acechaban sus cultivos.
Pero volvamos al proceso de domesticación
en sí. Por las características de las cinco subespecies existentes de gatos
salvajes (Felis silvestris): solitarios (aun hoy los gatos
domésticos son muy individualistas), cazadores territoriales y sin estructura
social jerárquica, ninguna parecía tener posibilidades de que llegara a ser
domesticada, sin embargo, sí lo fue la subespecie procedente de Oriente Medio y
África del Norte, el gato salvaje africano (Felis
silvestris lybica), del que descienden todos los gatos domésticos. Parece
que la domesticación ocurrió en dos lugares distintos, el Próximo Oriente hace unos
10.000 años, y Egipto, hace unos 4.000, y se propagó a otras regiones, en dos
oleadas que llegaron a Europa (26). Los primeros, procedentes del
Próximo Oriente viajaron desde Oriente Medio
apareciendo en Bulgaria y Rumanía hace unos 6.000 años. La segunda oleada
surgió de su domesticación en el antiguo Egipto y se extendieron hacia
Europa con las rutas comerciales del imperio romano, probablemente para
controlar a los roedores de los barcos durante el primer milenio antes de
Cristo. Como dice Claudio Ottoni (26), "Es
posible que fuera en la sociedad egipcia cuando algo cambió en el comportamiento
de los gatos: evolucionaron hacia una disposición más amistosa con los seres
humanos, lo que probablemente los convirtió en los animales domésticos que
conocemos hoy en día. Formaban parte del hogar, pero todavía guardaban
habilidades de depredadores que los hicieron útiles cazadores de ratones a
bordo de las naves"
No
obstante, aún existe alguna incógnita en torno al origen de los gatos egipcios.
“Todavía no está claro si descienden de gatos importados desde Oriente Próximo
o si tuvo lugar un segundo proceso de domesticación en Egipto”.
Con la domesticación, el gato experimento cambios físicos y
de comportamiento (27). La piel rayada era la que presentaban los
primeros gatos y solo en la Edad Media comenzaron a verse
ejemplares con manchas. La presencia de gatos con pelajes de un solo color fue
posible ya que ahora podían sobrevivir y
reproducirse porque el camuflaje ya no era esencial para la supervivencia del
animal. A diferencia de los gatos salvajes ya no necesitaban recorrer grandes
áreas del territorio para cazar, por lo que las zonas del cerebro encargadas
de esta función se encogieron. La vida sedentaria del gato redujo en un 25% el
tamaño de su cerebro. Asimismo los gatos que iban siendo domesticados mostraron
mayores capacidades para convivir con otros gatos. Además, hubo una pérdida
gradual del temor a la gente. Y finalmente, aunque menos que en el perro,
también en el gato se produjo el fenómeno de la noetenia o persistencia de
características infantiles en el individuo adulto. El ser humano no ha
manipulado tanto el aspecto del gato como el del perro. La crianza no tuvo
ningún objetivo específico, más allá de conceptos como la belleza y la
compañía. Sí que hay cambios en la longitud y el color del pelo, así como en la
forma de su cuerpo (27).
El
gato se distingue pues claramente de otras especies domesticadas (28),
como el perro, que presenta numerosos caracteres diferentes respecto al lobo.
Lo mismo se constata si se comparan los genomas actuales de las subespecies
salvaje y doméstica: se observan pocas diferencias, probablemente porque se
producen muchos cruces entre ambas. Al final, uno se pregunta si los gatos son
realmente animales domesticados. Sobre todo porque, según los investigadores,
no resulta infrecuente que los gatos domésticos se vuelvan otra vez salvajes.
Las razas modernas de gatos llegaron hace poco, un invento
del siglo XIX, mucho después de los hecho con otros animales domésticos.
Actualmente, existen alrededor de 50 razas de gatos, habiéndose creado más de
la mitad en el siglo XX por mutaciones y recombinación genética.
Por ultimo decir
que el gato fue un animal sagrado en el antiguo Egipto. Matar un gato era un
crimen castigado con la pena de muerte. Y las familias lloraban la muerte de su
gato como la de cualquier miembro de su familia.
Sin embargo, en
la Edad Media, el gato se creía que era la transformación de una bruja, por lo
que fue perseguido hasta casi extinguirse.
Domesticación de los camélidos
La
familia de los camélidos está formada por tres géneros:
-Camelus, en el que se encuentran el
Camello bactriano (el de dos jorobas),
el Camello dromedario (de una joroba) y el Camello salvaje, que habitan en las llanuras
áridas asiáticas y africanas.
-Vicugna al que corresponden la Vicuña y
la Alpaca.
-Lama
con el Guanaco y la Llama.
Estos dos últimos habitarían las alturas
andinas.
El camello
bactriano, camello asiático o
simplemente camello (Camelus
bactrianus, llamado a veces Camelus ferus bactrianus),
es inconfundible por las dos jorobas en la espalda, recibe su nombre del área
de la que se supone es originario: Bactriana, nombre con el que los griegos
conocían a la región situada entre la cordillera del Hindu Kush y el
río Amu Daria, y donde debió ser domesticado alrededor del año
3.000 antes de Cristo. La domesticación del camello, así como la del
dromedario, fueron muy importantes en el transporte y trasiego de mercancías, a
la que dieron un gran avance, expandiéndose rápidamente.
Encontramos
camellos Bactrian domesticados en Rusia en los años 1700 – 1200 a.C. e incluso
en el oeste de Siberia en el siglo 10 a.C. y en China tan pronto como 300 años
a.C. donde fueron utilizados como animales de carga en la “ruta de la seda”.
El dromedario fue
domesticado antes que el camello bactriano. La primera domesticación de dromedarios salvajes se produjo
hace unos 7.000 años en el sudeste de la Península Arábiga, sobre una variedad que se extinguió alrededor de 2.000 años después (29).
El antepasado salvaje del dromedario de hoy
tenía un alcance geográfico limitado y se extinguió alrededor de 2.000
años después de la primera domesticación. Sin embargo, an es difícil determinar la forma salvaje de la que
desciende el dromedario de hoy y, por ello, donde fue realmente domesticado.
Las últimas investigaciones llevadas a cabo en
Israel (30) indican que la domesticación de los camellos ocurrió en
el sureste de Arabia hacia el tercer milenio antes de Cristo. Es probable
que al principio se criaran para obtener leche, pelo, cuero y carne, pero no
debió de tardarse mucho en descubrir su utilidad como bestia de carga. Durante
miles de años, las gentes del norte de África y Asia estuvieron utilizando
estos animales para el transporte de personas y mercancías. Los dromedarios
fueron unos animales fundamentales para el desarrollo de las sociedades humanas
en ambientes inhóspitos. Sin embargo, se puede decir que estos animales no fueron domesticados ampliamente hasta aproximadamente el
año 1200 a. de C.
Aunque
sea de forma anecdótica conviene aclarar que lo dicho hasta aquí no coincide
con lo que cuenta la Biblia ya Abraham, José y Jacob, hablan de camellos domesticados que se utilizaban
como animales de carga. Pero, ahora, sabemos que estos animales no fueron
domesticados en la Tierra de Israel hasta
siglos después de la época de los patriarcas (2.000 - 1.500 a. C.).
De los camélidos sudamericanos
únicamente fueron domesticados la llama
(Lama glama) y la alpaca (vicugna pacos) a partir de sus ancestros silvestres, el guanaco (Lama guanicoe) y la vicuña (vicugna vicugna), aunque en las
poblaciones actuales de alpacas hay una fuerte introgresión genética de la
llama, hasta el punto que hay quien piensa que el antecedente de la alpaca y la
llama es el mismo, esto es el guanaco.
Las
evidencias arqueológicas actuales (31), indican que la domesticación
de llamas y alpacas ocurrió alrededor del año 4.000 a.C., en la zona
altiplánica del Perú, a 4.000 metros de
altura sobre el nivel del mar. La secuencia del proceso de domesticación, según
Wheeler (1.976) (31), “se debió a una de las siguientes causas o
factores combinados:
1) Caza
especializada para aprovechar la territorialidad de los Camélidos.
2)
Control de Camélidos semidomesticados o dependencia de rebaños
semidomesticados, que se reproducían regularmente con rebaños salvajes.
3)
Pastoreo de Camélidos domesticados, mediante prácticas de control de la
reproducción, que llevaron al desarrollo de la llama y la alpaca”.
Este
proceso fue ocurriendo paulatinamente, en el período que va entre los años
4.200 y 2.500 a. de C. En principio de manera
independiente en tiempo y espacio, en sectores del sur del Perú, norte
de Chile, oeste de Bolivia y el norte de Argentina.
Una vez ocurrido el proceso de domesticación las llamas y alpacas fueron
una fuente de riqueza de primer orden para los pobladores de los Andes.
Permitió a las comunidades aborígenes proveerse de lana, carne, cueros,
combustible (fecas) y medicinas (piedras bezoares o cálculos intestinales). La
llama, por su parte, en las sociedades prehispánicas, era el único medio de
transporte y permitió el intercambio de productos entre diferentes zonas.
Domesticación del conejo.
El
conejo europeo en sus orígenes estaba presente en la península ibérica; se ha
sugerido y comprobado por genoma mitocondrial que todos los conejos domésticos
descienden de la especie Oryctolagus cuniculus, por esa razón
cuando se hace alusión al mismo debiera de designarse con una terminología más
acorde con sus orígenes e historia, concretamente como conejo ibérico.
Su
domesticación fue muy tardía, ya que no tuvo lugar hasta el siglo VI en unos
monasterios franceses (32). Por entonces el conejo de monte se encontraba
principalmente en la Península Ibérica y el sur de Francia, y su domesticación
quizás no hubiese tenido lugar si el Papa Gregorio I no hubiese categorizado a
los gazapos o crías de conejos como peces en lugar de carne, al parecer por
petición de los propios monjes.
Al
permitirse su consumo en Cuaresma, los monjes se entregaron a la domesticación
del mismo, cruzando selectivamente a individuos más dóciles y no huidizos, para
facilitar su cría y formar una línea descendente de mayor aptitud cárnica, y al
mismo tiempo evitar su estrés en condiciones de cautiverio, y así empezó la
domesticación del conejo, apareciendo a partir de este momento (siglo XVI) las
primeras variaciones de la capa de pelaje del conejo y las primeras razas de
definidas. Durante el siglo XVIII se tornó la cría con más afición, sobre todo
desde el punto de vista de organizar exposiciones en las que comenzaron a
exhibirse ejemplares, comienzan a surgir asociaciones y se van diversificando
las diferentes razas, hasta llegar a las más de 200 variedades que existen hoy
en día.
Sin
embargo, hay escritos (33) que citan el consumo de conejos, por
ejemplo en el antiguo Egipto, en China hace unos 3.000 años, por los aztecas,
etc., y domesticaciones en el año 500 a. C. en China (34). Así,
Confucio describe como sus antecesores domesticaban
conejos para alimentación y ofrenda a sus dioses. Lo cierto es que no
serían los conejos de la especie Oryctolagus cuniculus a los que
nos estamos refiriendo. Posiblemente se tratasen de otros individuos
integrantes en el orden de los lagomorfos. Pero lo es cierto es que los romanos, en
el siglo I a. C., ya
mantenían conejos en cautiverio con el fin de producir carne. Cuando los
romanos llegaron a la península ibérica quedaron fascinados por la presencia y
abundancia de conejos que allí había. Los llevaron a Italia, soltándolos en sus
campos e incluso introduciéndolos en cercados que denominaron “leporaria”, pero
no con fines de cría, sino como reservas de carne (33).
Como
siempre ocurre la domesticación produce cambios. Así, por un lado los conejos
se volvieron menos miedosos, tímidos y ariscos. Por otro aumentaron el peso
corporal hasta cuatro veces y redujeron el peso relativo cerebral, acompañado de una reducción del tamaño del ojo, del
corazón, e incluso de la proporción de esqueleto. Pero lo más llamativo son el
incremento en el tamaño de las orejas, la conformación corporal y en las capas
y los que tienen lugar en la textura y colores del pelo.
La domesticación de los cérvidos.
En este apartado seguiremos el documento
de la FAO (14): “Lista mundial
de vigilancia para la diversidad de os Animales Domésticos… Cérvidos”.
Los
cérvidos pertenecen a la familia Cervidae
de mamíferos rumiantes que incluye a los ciervos o venados y alces. Los parientes salvajes de varias especies de cérvidos
que han sido domesticados o semidomesticados estos últimos años están en la
mayor parte de los casos presentes en estado silvestre en un número
considerable. Más o menos recientemente, se ha puesto de manifiesto un
interés por la domesticación y la cría de diferentes especies de cérvidos con
diferentes grados de intensificación. Las
principales especies en curso de domesticación son: Ciervo europeo (Cervus
elaphus elaphus), ciervo sica (C. nippon nippon),
uapiti (C. elaphus canadensis), sambar (C. unicolor unicolor),
ciervo porcino (Axis porcinus), dama (Dama dama), ciervo rusa (Dama
dama), ciervo axis o chital (axis axis), ciervo almizclero (moschus moschiferus
ssp.) y ciervo Pere David (elaphurus davidianus). Estos dos últimos en peligro de
extinción.
Además del ciervo europeo domesticado en Nueva Zelanda
y Escocia, cérvidos de varias especies están sometidos a diversos
grados de domesticación en varios países europeos, en los Estados Unidos, en
Canadá, en el sudeste asiático y en Australia. El
alce europeo (Alces alces), aunque
aún no ha sido domesticado en el sentido estricto, ha sido amansado amamantando
a las crías con biberón en Escandinavia y en Rusia.
Los
ciervos, especialmente el ciervo europeo,
fueron los primeros cérvidos que comenzaron a domesticarse en el último tercio
del siglo pasado en Nueva Zelanda y poco después en Escocia. Ciervos
de diferentes especies han sido largo tiempo utilizados como fuente de carne
móvil. En el curso de sus expediciones militares, los romanos se hacían
acompañar por un rebaño de ciervo dama y, hace más de mil años, ciervos europeos
eran conducidos desde las tierras altas de Escocia a las planicies como fuente
de carne invernal. Nueva Zelanda dispone actualmente de más de 5.000 criaderos
de ciervos lo que representa más de un millón de animales. Este país ha
declarado a los "ciervos de criadero" como animales domésticos.
El
ciervo almizclero (Moschus moschiferus moschiferus), no es un verdadero cérvido sino que
pertenece a su propia familia, los Moschidae.
Está amplia pero irregularmente distribuido por pequeños grupos a través de las
partes montañosas boscosas de Asia. Como ya hemos dicho está en peligro de
extinción debido a la caza incontrolada y también a que el hábitat es cada vez
más limitado por el ganado doméstico y la deforestación.
En
China se han instalado granjas de cría de ciervos almizcleros desde 1.958 y a
pesar de las importantes pérdidas producidas en los comienzos de la
domesticación, los chinos crían actualmente un número considerable de ciervos
almizcleros
La razón, tanto de la caza como de la cría
del ciervo almizclero es el almizcle; la secreción cerosa de pequeñas glándulas
de la región inguinal del macho, utilizado en los medicamentos orientales así
como en los perfumes europeos, y que alcanza un altísimo precio. Para recoger
el almizcle es necesario matar al animal y sacarle sus glándulas. No obstante, en los criaderos de China se han
desarrollado técnicas para recoger el almizcle con la ayuda de una cuchara
curva sin necesidad de sacrificar al animal, pero hasta ahora la producción de
almizcle es baja y la vida de los animales cautivos es corta. En la India, con la supervisión del gobierno,
se han establecido pequeñas colecciones de ciervos almizcleros con la idea de
domesticarlos y así obtener una fuente legal de almizcle que no repose en el
sacrificio de los animales.
Desgraciadamente,
los compradores de almizcle exigen la glándula entera (que solo se obtiene con
la muerte del animal) ya que el almizcle recogido puede ser fácilmente
adulterado y esto trae aparejado una resistencia del mercado a los productos
provenientes de criadero. Ello indirectamente
fomenta la caza furtiva y con ello pone en riesgo la conservación de la
especie. Así los esfuerzos para mantener una población suficiente de ciervos
almizcleros en estado salvaje que sirva de base para futuras tentativas de
domesticación se hace imprescindible.
La domesticación de los elefantes.
Hay dos especies de elefantes ubicadas en
dos géneros diferentes: el elefante de Asía (Elephas maximus), domesticado desde hace millares de años, y el
elefante africano (Loxodonta africana),
ligeramente mayor que el anterior, que también se ha intentado domesticar pero su utilidad no ha sido aprovechada con la misma eficiencia o
frecuencia que en su pariente el Elefante Asiático.
El elefante
asiático originalmente se extendía desde el sur
de China e Indonesia occidental hasta las costas
del golfo Pérsico y el sur de Mesopotamia, donde desapareció ya
en el Neolítico. En la actualidad se circunscribe a Sri Lanka, sur y
noreste de la India, Bangladesh, Indochina, Malaca, Sumatra y noreste de
Borneo. Se encuentra tanto en estado salvaje como doméstico. Está considerado
como una especie en peligro de extinción. Por su parte el elefante
africano, excepto por los desiertos más áridos,
se distribuía por todo el continente africano y parte del sur de Asia. Hoy en
día sólo se le encuentra en ciertos lugares al sur del desierto de Sahara en
números seriamente reducidos. Igual que el asiático se le considera amenazado.
El elefante indio o asiático ha
sido domesticado desde tiempos muy antiguos en el sureste asiático con el fin
de llevar cargas, ayudar en la construcción, transportar personas e incluso
para su uso en la guerra. Algunos
indicios sugieren que la domesticación tuvo lugar en la India, antes del
segundo milenio antes de Cristo (35).
Los elefantes se reproducen rara vez en cautividad,
por lo que la gran mayoría de los individuos domésticos han sido capturados ya
adultos en estado salvaje. El método tradicional de
domesticarlos en la India (36), “es
el Kedah, en el que
los hombres rodean una manada de elefantes y
la van empujando hacia un redil de madera, donde separan los individuos más
interesantes y devuelven el resto a la selva. Los individuos escogidos son
encadenados a un árbol y aislados mientras se habitúan a la presencia de la
gente. Unos días después reciben la visita del cornaca o mahout, sentado inicialmente sobre otro elefante
domesticado, que comienza su adiestramiento. Pasará un tiempo antes de que los
elefantes permitan al mahout sentarse sobre su lomo y
posteriormente sobre su cuello, momento a partir del cual ya son totalmente
dóciles y obedientes”.
Hasta hace relativamente poco no se recomendaba la cría de
elefantes en cautividad porque estos animales no resultan útiles para el
trabajo hasta la edad de 12 años, lo que encarece el sistema en relación con el
de caza y adiestramiento tradicional. Sin embargo, este sistema tradicional,
por las exigencias de capturas, hace difícil el mantenimiento en un nivel
razonable de las poblaciones de elefantes salvajes, por lo que cada vez se
recurre más a la cría en cautividad.
Al
elefante asiático lo podemos situar en un estado incipiente de domesticación (35). La mayor parte de especies domésticas están
morfológicamente diferenciadas de sus antepasados silvestres y han cambiado muy
considerablemente por efecto de la selección artificial. No es el caso de los
elefantes: los animales silvestres y domésticos son similares, y de hecho aún
hoy se capturan y doman elefantes silvestres, aunque los cautivos se reproducen
normalmente, y es reconocido como más sencillo adiestrar un elefante de madre
domesticada o doméstica. Así, muchos de los elefantes utilizados hoy en día en
trabajos forestales son liberados cada noche para que se alimenten por su
cuenta, y no son raros los casos de elefantas domesticadas que han sido
fecundadas por machos silvestres.
Al elefante africano, como ya se ha dicho, también se le ha intentado
domesticar. Se cree
que este es el elefante que usaron algunos ejércitos en Europa, el norte de
África y el Medio Oriente hace más de 2.000 años (37). Los elefantes con los que Aníbal cruzó los Pirineos y los Alpes para
invadir Italia durante la segunda guerra púnica serían los elefantes norteafricanos o del Atlas (Loxodonta africana
napharaoensis), algo más pequeños que los elefantes de
sabana o del bosque, hoy extintos, que al ser más dóciles habrían sido
domesticados por los cartagineses por algún método desconocido. Tras la conquista de Sicilia, los
romanos parecieron tener interés en capturar algunos ejemplares que habían
quedado abandonados en el centro de la isla, pero fracasaron en el intento. Debió
extinguirse unas décadas después de la conquista romana del norte de África (38).
Más
recientemente, a principios del siglo XX, la
domesticación y el entrenamiento de elefantes africanos ha sido intentada con
algún éxito por los belgas en el norte del Zaire. El objetivo era el transporte
de algodón desde los campos de cultivo hasta las rutas bastante alejadas. Hubo
hasta 100 elefantes entrenados en el Zaire. Solo restan cuatro, y estos no son
muy confiables (39), por lo que el sistema está casi abandonado, no
obstante hay una propuesta para reactivar el entrenamiento de elefantes y
dedicarlos al transporte de turistas, cosa que ya se hace en Botswana y
Sudáfrica.
Referencias.
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lupus familiaris - Wikipedia, la enciclopedia libre
https://es.wikipedia.org/wiki/Canis_lupus_familiaris
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www.elperiodico.com/es/.../domesticacion-del-lobo-comenzo-en-europa-2839293
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www.ecolechal.com
› Curiosidades › Historia
(9) Historia de la oveja
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www.botanical-online.com/animales/domesticacion_vaca.htm
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Noticias Universia
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› Noticias › Educación
(13) https://es.wikipedia.org/wiki/Rangifer_tarandus
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(15) El
cerdo fue domesticado en siete lugares distintos.
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(16) Origen cerdos domésticos -
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(17)
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(18) ¿Por qué la cebra se salvo de ser domesticada?
www.lavanguardia.com/natural/20160922/.../cebra-salvo-domesticada.html
(19) www.wikiwand.com/gl/Burro
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Origen del asno doméstico.
Asnos - El caballo Losino
www.soscaballolosino.com/Entrada-razasautoctonas/Origen%20asno.htm
(21)
El misterio de la domesticación del caballo, aclarado
noticiasdelaciencia.com/not/.../el-misterio-de-la-domesticacion-del-caballo-aclarado/
cordis.europa.eu/news/rcn/34741_es.html
(23) El caballo se domesticó hace 5500 años -
Portada -
neofronteras.com/?p=2130
https://es.wikipedia.org/wiki/Domesticación_del_caballo
(25) Morris, D.
(1988). Observe a su gato. Ed: Plaza&Janés, S.A. Barcelona
(26) Así
conquistaron el mundo los gatos domésticos | Ciencia Home | EL...
www.elmundo.es
› Inicio › Ciencia y Salud › Ciencia
(27)
Domesticación del gato. Botanical-online.com
www.botanical-online.com/animales/domesticacion_gato.htm
(28) La
larga conquista del gato desde Oriente hasta nuestros hogares.
www.investigacionyciencia.es/.../la-larga-conquista-del-gato-desde-oriente-hasta-nuest...
(29) La domesticación del dromedario se produjo en
el sudeste arábigo
www.europapress.es/.../noticia-domesticacion-dromedario-produjo-sudeste-arabigo-2...
(30) ¿es cierto que abrahán poseía camellos? — Biblioteca
en línea...
https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2011444
(31) Características biológicas y productivas de los camélidos
sudamericanos.
Origen y evaluación de los Camelidos...- Univd de Chile
Origen y evaluación de los Camelidos...- Univd de Chile
web.uchile.cl/.../0,1423,SCID%253D9994%2526ISID%253D473%2526PRT%253D9...
https://www.masscience.com/.../la-domesticacion-del-conejo-o-la-deconstruccion-de-l...
(33)
Origen e historia del conejo doméstico. Domesticación
https://mamiferos.paradais-sphynx.com/.../conejos/origen-historia-conejo-domestico.h...
(34) Oryctolagus cuniculus - Wikipedia, la
enciclopedia libre
https://es.wikipedia.org/wiki/Oryctolagus_cuniculus
(35) La simbiosis de la
domesticidad - Revista Mètode
https://metode.es/revistas-metode/article-revistes/la-simbiosis-de-la-domesticidad.html
(36) https://es.wikipedia.org/wiki/Elephas_maximus
animalesferoces.galeon.com/ELEFANTE.HTM
https://es.wikipedia.org/wiki/Loxodonta_africana
(39) 3.9. Elefantes
www.fao.org/docrep/V8300S/v8300s1c.htm
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