viernes, 3 de agosto de 2018

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LOS INICIOS. ASPECTOS GENERALES



La domesticación de animales, íntimamente ligada con el inicio del Neolitíco, la define Sandor Bökönyi como (1): “un proceso por el cual el hombre captura y domina ciertos individuos de una especie que presenta unos rasgos psicológicos particulares, los aísla de su hábitat natural y de su manada de origen, los sitúa bajo su vigilancia y controla su re-producción para su propio beneficio, asegurándole alimento y protección". Mientras que para Price (2): “es un proceso mediante el cual una población animal se adapta al hombre y a una situación de cautividad a través de una serie de modificaciones genéticas que suceden en el curso de generaciones y a través de una serie de procesos de adaptación producidos por el ambiente y repetidos por generaciones”.

Aunque todavía no se disponen de datos concluyentes de los mecanismos que llevaron a la domesticación animal, se supone que se llegó a ella a través de un lento proceso de paciencia y convivencia con las especies a domesticar. Sin duda, es evidente que debe de haber contribuido la profunda interrelación existente entre los cazadores y sus presas, ya que a lo largo del paleolítico y del mesolítico nuestros antepasados irían conociendo mejor su idiosincrasia. El proceso comprendería una serie de estados ideales, aunque no todos tendrían por qué haber tenido lugar para cada especie concreta de animales, que serían los siguientes (3):

a- Tolerancia: convivencia pacífica con Homo sapiens.

b- Asociación: algún tipo de relación estrecha, de índole comensalista (caso del perro) o incluso simbiótica. Por ejemplo, un felino.

c- Confinamiento: el hombre intenta deliberadamente mantener el animal en un espacio controlado.
d- Amansamiento: se produce una selección de ejemplares tolerantes, por medio de la cría controlada.
e- Selección de otras características: una vez domesticado, son elegidos regularmente ejemplares que muestran determinadas particularidades.
En esta línea Zeuner (1963) establece que el proceso de domesticación sigue cinco etapas (4): “En la primera etapa, la unión hombre-animal es muy débil y son frecuentes los cruces de las formas mantenidas en cautividad con las formas salvajes originarias; en cuanto al control sobre los animales por parte del hombre es muy reducido.
       En la segunda etapa, el hombre comienza a controlar la reproducción de los animales y seleccionarlos para reducir sus dimensiones y aumentar las características de docilidad para poder manejarlos mejor. En esta fase, es importante evitar el cruce con las formas salvajes, para mantener y fijar las carac-erísticas deseadas.
La tercera etapa comienza cuando el hombre empieza a demostrar un interés creciente hacia la producción de carne, y se da cuenta de la utilidad que supone el aumento del tamaño de los animales de cría. En esta fase se vuelven a cruzar las formas domésticas, más pequeñas, con las formas salvajes, más grandes, poniendo atención en mantener las características de docilidad previamente seleccionadas.
En la cuarta etapa, el interés por los productos animales, unido a la creciente capacidad del hombre para controlar a los animales de producción conduce, mediante un largo trabajo de selección, a la creación de razas especializadas con diferentes aptitudes productivas que garanticen un aumento en la producción de carne, lana, leche, etc..
       Se llega así a la quinta etapa, en la que resulta totalmente necesario evitar los acoplamientos de la forma salvaje con las razas domésticas especializa-das. Por tales motivos, se realiza una actividad de control numérico de la población salvaje, que en tales casos conlleva nada menos que al exterminio de las formas salvajes y, en el mejor de los casos, a su asimilación dentro de las formas domésticas”.
Hoy, para Hart (1985) (4), nos encontraríamos en una sexta etapa del proceso de domesticación, en el que las características comportamentales y genéticas de los animales de producción se han visto modificadas hasta tal punto que han perdido la capacidad de sobrevivir y de reproducirse sin la intervención del hombre. Sin embargo, si bien es verdad que nuestros animales domésticos han perdido muchas de las características que les posibilitan adaptarse a la vida en la naturaleza, es también cierto que algunas de estas características pueden ser readquiridas, como sucede en el proceso de readaptación a la vida salvaje.
Son muchas las características morfo-funcionales y de comportamientos que se han modificado en los animales domesticados en relación con sus originales salvajes (5). “Aparecieron una serie de modificaciones por adaptaciones morfológicas en el tamaño y forma, así como en la piel, grasa y musculatura y un aumento del aparato digestivo. Igualmente se produjeron cambios  funcionales, siendo los domésticos más precoces, de mayor crecimiento y con mayo-res producciones. Por el contrario, la mayoría de los sentidos han perdido agudeza, atributos fisiológicos que le son fundamentales cuando viven en libertad: olfato, oído, vista. Lo más significativo del comportamiento de los animales domésticos es la pérdida de agresividad. En sentido general podríamos hablar en el animal doméstico de ajustes de aprendizaje y fisiológicos”.
La domesticación, que no se puede desligar de la revolución agrícola, al igual que en el caso de los animales domesticados produjo profundos cambios en el modo de vida de los cazadores recolectores, tanto a nivel económico como social. En efecto, el modo de vida de los seres humanos que habitaban hace doce mil años determinadas zonas geográficas, como el Creciente Fértil o Media Luna Fértil, que se correspondería con parte de los territorios del Levante mediterráneo, Mesopotamia y Persia, comenzó a transformarse radicalmente. Las ocupaciones depredadoras como la caza y la recolección, fueron sustituidas poco a poco por otras de carácter productivo como la domesticación de animales y el cultivo de la tierra y, de esta manera, las sociedades de Homo sapiens abandonaron paulatinamente el nomadismo y la economía de subsistencia para convertirse en sedentarias y productoras de sus propios alimentos. Sin embargo, el primer animal domesticado el lobo, origen del perro, domesticado hace ya más de 15.000 años, y que sirvió de gran ayuda a los cazadores, no se puede decir que afectase de modo significativo a los cambios en los modos de vida que tendrían lugar, posteriormente, en el Neolítico cuando se comienza a domesticar pequeños rumiantes: primero cabras (hace unos 8.000 años) y luego ovinos (unos 500 años después), y los hombres pasan de cazadores-recolectores nómadas a agricultores sedentarios, en parte forzados a ello para poder cuidar a los animales.
Con el desarrollo de la ganadería se acentúan los lazos entre los hombres y los animales. Estos pasan a convivir con los hombres en el mismo poblado, y en algunas sociedades hasta en las mismas viviendas. Desde un punto de vista antropológico, la domesticación se puede ver como un proceso por el cual los animales se integran en la propia vida de la sociedad humana.
Lo más razonable es pensar que estos cambios que se producen en los modos de vida de los primitivos cazadores-recolectores, se debieran a cuestiones medioambientales. Una de las principales razones de esta importante transformación económica y cultural sería el cambio climático que se produjo al finalizar la última glaciación y que inauguró el período holoceno, el último de la actual era geológica. Durante éste, las temperaturas aumentaron considerablemente y, paulatinamente. Sin olvidar que a finales de Paleolitico, la humanidad ya había adquirido la madurez cultural y el progreso técnico necesario para afrontar este reto. Así se inicio la etapa de transición al Neolítico conocido como Mesolítico durante el cual, los cazadores y recolectores aprendieron a controlar la producción y el consumo de alimentos. Claro es que estos cambios son graduales y no se producen de un día para otro. La caza no desaparece de repente.
 Si la caza y la recolección ya no eran tan abundantes había que hacer algo para remediarlo. La respuesta, por lo tanto, debió ser también gradual. Si cierta fauna empezaba a escasear habría que desplazarse siguiendo a las manadas de animales en un permanente nomadismo. Por lo mismo, sería conveniente defender estas manadas de la competencia de otros predadores. Incluso, en caso de necesidad, podría pensarse en resguardar a los animales por la noche o en ciertos parajes abundantes en agua y forraje, mediante algún tipo de vallados o defensas. Y ya puestos, convendría cuidar las crías para evitar que se malograran por falta de alimento. La evolución de las técnicas de caza también parece haber favorecido el proceso de domesticación de los bovinos: el hombre empieza de hecho a organizar verdaderas batidas, empujando a los animales al interior de gran-des recintos. En las batidas particularmente en las más afortunadas, el número de animales capturados era superior al que podía ser consumido en tiempo útil para que no se pudriese la carne. Los animales en sobre número eran mantenidos en recintos y llevados en caso de necesidad para fines alimenticios y/o religiosos. Esta forma pudo ser el origen de las primeras formas de cría.
Durante esa cautividad el hombre empezó a conocer las costumbres y necesidades de esos animales. Con la cautividad los animales adaptaron su comportamiento y se acostumbraron a la presencia del hombre, perdiendo su agresividad hacia él y se dejaron manipular. Con el tiempo estos animales se fueron amansando y adaptando a la nueva forma de vivir, fueron cambiando sus características psíquicas y morfológicas hasta dejar de parecerse a los salvajes de los cuales derivaron. La domesticación se completaría con el control de la reproducción.
       En la primera fase de cautividad se produciría una forma rudimentaria de ganadería (no existe ni alimentación cuidada, ni selección racional). Rebaños formados por una única especie, los animales domesticados pertenecen a un tipo primitivo y la talla es inferior a los animales salvajes. En la segunda fase, se produce la crianza propiamente dicha, llevándose a cabo una alimentación adecuada y una selección metódica. Surge la ganadería cuando el hombre comienza a ocuparse personalmente de los animales domesticados, que formaban manadas indiferenciadas.
Hasta finales del Neolítico Antiguo, los animales domésticos se explotaban únicamente por su carne, si bien es cierto, existían excepciones esporádicas, como el sacrificio. Más tarde se descubrió que también se podrían aprovechar recursos secundarios como la leche, la lana y aprovecharse de la tracción animal, para el transporte y la labor agrícola. Todo esto llevó a una segunda fase de domesticación, en la que el hombre buscó la manera (o maneras) de incrementar el tamaño de sus rebaños.
Ahora bien, no todos los animales eran domesticables. Únicamente se pudieron domesticar aquellos que poseían unos rasgos psicológicos de comportamiento determinados, siendo posiblemente el más importante el espíritu gregario o la sociabilidad del animal en cuestión; esto es la capacidad para vivir en grupos, sin olvidar otros como la capacidad para reproducirse en cautividad y la genética. La sociabilidad es indispensable para la sumisión a la voluntad humana. Pero para que surgiera la domesticación no sólo era necesario, como ya vimos, capturar animales con las características anteriores, sino que también era necesario que el hombre hubiese evolucionado lo suficiente en su capacidad de observación, raciocinio y aprendizaje, como para comprender que cada especie posee necesidades propias, que los organismos que sobrevivían largo tiempo a su lado, eran los que tenían las necesidades mejor cubiertas. De igual modo, debió poseer la capacidad para entender que si un animal era lo bastante valioso como para tenerlo a su lado, es decir, domesticarlo, debía proporcionarle condiciones de vida semejantes a las que gozaba cuando vivía libremente.
Aunque acabamos de indicar que para domesticar animales lo primero que había que hacer era capturarlos, también vimos que esto no fue siempre necesario, pues existía la posibilidad de que entre el hombre y el animal se produjese una relación estrecha, en principio no buscada por el hombre. Sería lo que se conoce como comensalismo, por lo que una especie obtiene beneficios de la otra sin perjudicarla. Por esta interacción diferentes poblaciones de animales salvajes habrían sido atraídas por elementos humanos, incluidos los residuos de alimentos y / o animales más pequeños atraídos por estos residuos. Los perros, cuyo origen serían los lobos, el único animal domesticado antes del advenimiento de la agricultura, son el ejemplo típico de este tipo de domesticación. Los canes se acercaban a los poblados en busca de alimento fácil, y el ser humano vio la posibilidad de que se estableciese un tipo de ayuda mutua, tanto el perro como el hombre cazaban las mismas piezas, eran mamíferos con capacidad de relación desarrollada y unos y otros podían protegerse y ayudarse. Se inició así una relación que dura ya casi 16.000 años.
Otros casos de comensalismo podrían ser el cerdo  (Sus scrofa domesticus), que como en el caso del lobo, el jabalí salvaje también era una especie oportunista, omnívora y proclive a rondar en busca de alimento cerca de los humanos. Por su parte los gatos, domesticados 10.000 años después que los perros, se acercarían al hombre de forma indirecta pues se dirigirían a los graneros, donde abundarían los pequeños roedores, en busca de alimento.
Pero no debemos olvidar que el fenómeno de la domesticación es en sí una rareza. De las casi 150 especies no carnívoras que pesan más de 45 kg solo se han domesticado 15 a lo largo de la historia…En aves la proporción es aún menor, apenas una docena de las más de 10.000 existentes. Sumados insectos (abejas y gusanos de seda) y especies piscícolas, no llegan al medio centenar (6).
Como ya hemos visto el primer animal domesticado fue el perro (14.000-12.000 años a.C.), pasando bastante tiempo hasta que el hombre se transforma de cazador-recolector nómada a agricultor sedentario que es cuando comienzan las domesticaciones de los pequeños rumiantes, así el segundo animal domesticado sería la cabra, que tuvo lugar en el Medio Oriente unos 8.000 años a.C. al que le seguiría la oveja (7.200 a.C.) también en el Medio Oriente. Estas domesticaciones favorecerían a su vez la sucesiva domesticación de los bovinos a partir del uro (Bos primigenius) que es considerado el fundador del linaje de todos los bovinos modernos, hecho que ocurría unos 7.000 años a.C.
Casi paralelamente al inicio del proceso de domesticación del bovino, en Asia y en Europa se empieza a mantener en la casa o en el entorno de la casa a los cerdos (Hart, 1985) (2). Se pensaba que las formas domésticas actuales tenían su origen en cru-ces entre el cerdo salvaje asiático (Sus vittatus) y el cerdo salvaje europeo, el jabalí (S. Scrofa). Hoy esto se ha puesto en duda y se piensa que es posible que personas con cerdos domésticos emigraron al occidente. También los europeos empezaron la domesticación del cerdo de forma paralela, al poco tiempo después o antes de la llegada de los cerdos de oriente.
       La domesticación de los equinos se produjo muchos años después, probablemente entre el 4.000 y el 2.500 a. C., inicialmente en Ucrania, a partir del tarpán, una forma salvaje extinguida en 1.851 (Hart, 1985) (2).
       El gato fue domesticado entre el 3.000 y el 2.000 a.C. en Egipto. El actual gato doméstico tuvo su origen en la forma salvaje africana (Felis livica), introducida posteriormente también en Europa y cruzada con la forma salvaje europea (Felis silvestris).
       La gallina fue domesticada en Asia en torno al 2.000 a.C. a partir de Gallus gallus, y a la que han podido seguir todas las otras especies avícolas.
       Mucho más reciente es la domesticación del conejo en Italia a partir del (Oryctolagus cuniculus), ya en el Imperio Romano, sobre el año 100 a.C.
Para finalizar citaremos al ciervo que se comenzó a domesticar en los años 70 del siglo pasado en Nueva Zelanda y Escocia y que a diferencia de las domesticaciones del pasado, que se realizaban muy lentamente y que requerían mucho tiempo, hoy merced al progreso de la tecnología de cría y reproducción se hacen con mucha más rapidez de modo que puede ser considerada ya una especie domesticada. Entre las domesticaciones más o menos recientes podríamos pensar en gamos, perdices, codornices, etc.
       Veamos a continuación como se produjeron las domesticaciones de cada una de las especies a que hemos hecho referencia.

Referencias
(1) Sandor Bökönyi. Citado en Tras las huellas de Herodoto. Inicio de la domesticación animal. I. Aspectos generales
Herodotohistoriant,blogspot.com/2013/04/inicios-de-la-domesticacion-animal-i.html

(2) Citado por S. Mattiello. El proceso de domestica-ción.
www.produccion-animal.com.ar/.../19-el_proceso_de_domesticacion.pdf

(3) Animales domésticos.
https://www.uam.es/personalpdi.../31-animalesdomesticos.pdf

(4) F. E. Zeuner. 1963. A history of domesticated animals.
www.produccion-animal.com.ar/.../19-el_proceso_de_domesticacion.pdf

(5) La domesticación de los animales.
nuncajamascocker.blogspot.com/2015/07/la-domesticacion-de-los-animales.html

 

1 comentario:

  1. Hola, estoy haciendo un trabajo de antropología y hay varias cosas en tu blog que me servirían, algunas citas y el tema de la gastronomá de las Baleares. El problema es que no sé como citarte... siempre puedo poner que es del blog lacomidayelhombre, pero preferiría citarte de forma más seria. Gracias.
    Un trabajo estupendo

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