viernes, 3 de agosto de 2018

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LA DOMESTICACIÓN DE MOLUSCOS MARINOS


Moluscos bivalvos (Almejas. Ostras. Vieiras. Mejillón. Otros bivalvos). Cefalópodos (Pulpo, Jibia, sepia o choco. Calamares).

Moluscos bivalvos.
En el índice oficial de animales marinos de interés pesquero, editado por la Dirección General de Pesca Marítima de España se relacionan los siguientes bivalvos (1): almeja fina, almeja babosa, ostra, ostión, vieira, mejillón, volandeira o anduriña, zamburiña, berberecho, almeja margarita, chirla, escupiña, coquina, navaja y dátil de mar. El cultivo de casi todas estas especies está resuelto a nivel de laboratorio, pero por razones económicas sólo se cultivan las seis primeras.
El cultivo de moluscos bivalvos precisa de la aportación de grandes cantidades de semilla, para su posterior engorde bajo condiciones adecuadas, pero en numerosas ocasiones no es posible disponer de semilla procedente de bancos naturales, por lo que es necesario producirla en lo que conocemos como criaderos, y cubrir así la demanda de los productores de especies de alto valor como la almeja, la ostra o la vieira.
El proceso de producción de un criadero consta de tres fases (2): 1) El acondicionamiento de los reproductores hasta la obtención de gametos, 2) el desarrollo de los embriones y larvas hasta su metamorfosis en semilla, y 3) el cultivo de esta semilla hasta que tiene una talla adecuada para su traslado al mar, en donde crecerá hasta alcanzar el tamaño comercial.
-Acondicionamiento de los reproductores. La reproducción de los moluscos bivalvos está sujeta a ciclos estacionales, por lo que sólo se disponer de gametos viables durante un corto período de tiempo, por lo que se hace necesario ampliar lo más posible la duración de este periodo. Para ello, en los criaderos se recurre a técnicas basadas en la estabulación de reproductores en condiciones de temperatura óptima y abundancia de alimento, y conseguir así la maduración sexual fuera del período y ambiente natural.
-Desarrollo de los embriones y larvas hasta su metamorfosis en semilla. Cuando los reproductores alcanzan la madurez sexual se provoca la expulsión de los gametos, bien sea por estimulación térmica o por la aplicación de estímulos químicos. Una vez obtenida la puesta, se procede a fecundar los ovocitos con espermatozoides y a su incubación en depósitos con agua filtrada y estéril. Al cabo de 24- 48 horas, se han transformado en larvas (D-veliger), que se trasvasan a tanques (entre 400 y 10.000 l) de fondo cónico con agua filtrada, estéril y aireación continua, que son mantenidos en salas isotermas entre 18-20 ºC. La densidad de cultivo varía entre 1 000 y 5 000 larvas/l, en función de la especie.
En un plazo variable (18-21 días), dependiendo de la especie y las condiciones de cultivo, llega el momento de la metamorfosis y la fijación. En este momento las larvas están provistas de un pie que les permite reptar por el fondo en busca de un substrato para adherirse. Es el momento de introducir en los tanques de cultivo los elementos y estructuras adecuados para facilitar la fijación y la metamorfosis, que dará lugar a una postlarva sésil con la forma y características propias del animal adulto (cría o semilla).
-Cultivo de la semilla. La cría o semilla se introduce en tambores o bandejas con fondo de malla plástica, que se colocan inicialmente en los mismos tanques larvarios, a una densidad de 100-200 semillas/cm. Según va creciendo, se disminuye la densidad del cultivo y se traslada a tanques de mayor volumen o a piscinas. El agua, a la que se le incorpora la dosis de alimento (fitoplacton) programada, circula de forma continua.
La semilla permanecerá en el criadero hasta alcanzar los 3-5 mm, momento en el que es trasladada al medio natural, para su preengorde y posterior engorde hasta la talla comercial. La duración de esta fase de cultivo varía en función de la especie, oscilando entre 45 y 90 días.
Tanto los reproductores, como las larvas y la semilla, se alimentan de fitoplancton marino que se obtiene en los criaderos. La técnica de producción de fitoplancton consiste en inocular a un volumen variable de agua de mar, previamente filtrada y enriquecida de nutrientes (principalmente nitratos, fosfatos y silicatos), un número relativamente pequeño de células de fitoplancton. En condiciones adecuadas de temperatura, aireación e iluminación, el número de células crece de forma exponencial, hasta que en pocos días, alcanza la densidad idónea para su cosecha
Este proceso se desarrolla en varias etapas, aumentado progresivamente el volumen de los cultivos: matraces de 100 a 500 ml, reactores de 5 a 10 l, bolsas de plástico de 40 a 400 l, depósitos de hasta 1 000 l y tanques de varios miles de litros.

Cultivo de almejas. Existen referencias de cría de almejas en Japón desde el siglo VIII, aunque su cría no se estableció formalmente hasta el siglo XVIII. En España estas técnicas comenzaron a desarrollarse a mediados del siglo XX (98), representando el mayor número de cultivos la almejas fina (Ruditapes decussatus) y la babosa (Venerupis pullastra), por su mejor calidad y rápido desarrollo. Aunque las técnicas de cría de estas especies son las más desarrolladas, también se cultiva la japónica (Ruditapes Philippinarum), más resistente y más fácil de criar que la almeja fina.
La almeja fina es de color entre blanco y marrón claro, de forma ovalada. La concha posee surcos radiales y concéntricos. Se cría principalmente en la cuenca del Mediterráneo y en la costa Atlántica de Francia, España y Portugal. En España se cría en Galicia, Asturias, Cantabria, Cataluña y Andalucía.
La almeja babosa, tiene igualmente la concha ovalada con líneas concéntricas que se cruzan con líneas radiales más finas, (pero no forman cuadrículas como en el caso de la almeja fina), es de color gris o crema con manchas marrones. Se cría principalmente en España (especialmente en Galicia), Portugal, Francia e Italia.
Y, finalmente, la almeja japonesa o japónica, que a veces se le conoce como almeja italiana, tiene una concha cuyo color varía entre marrón, gris y negro, con estrías muy marcadas que forman cuadrículas. Pueden presentar manchas oscuras irregulares. Las poblaciones silvestres de esta almeja se encuentran en Filipinas, Mares del Sur y del Este de China, Mar Amarillo, Mar de Japón, Mar de Okhotsk e Islas del Sur de Kuril. En los años 70 se introdujo en Francia y Reino Unido y, debido a su rápido crecimiento, se transfirió a diversos sitios de Europa como Portugal, Irlanda, Italia y España. Actualmente se produce también en otros países como Estados Unidos y China.
      Las técnicas de cultivo (3) se basan en el cuidado de los fondos, la eliminación de algas, control de los depredadores, arado del fondo arenoso para la oxigenación del sustrato, rareo de la población cuando sea excesiva y siembra de ejemplares juveniles. Todo esto se realiza en parques de cultivo o en los bancos naturales con buena corriente de agua y a distintas profundidades según la especie. Las larvas no se pueden captar en colectores, como la ostra o el mejillón, por lo que hay que partir de semilla recogida de los bancos naturales pero sobretodo de la semilla obtenida en criadero. Existen experiencias de engorde en bandejas o sacos, colocadas, bien sobre mesas en el fondo o suspendidas de artefactos flotantes (bateas, long lines...). Después de estos sistemas se suelen sembrar en la arena donde crecen hasta la talla comercial.
En las costas españolas la recogida de almejas se realiza con el rastrillo o azada cuando se pesca a pie, o con un rastro de vara cuando es a flote, desde pequeñas embarcaciones, y también se emplea a pie cuando el banco no queda totalmente descubierto en la bajamar.

Cultivo de ostras. La ostricultura es una actividad muy antigua (4): Los griegos y los romanos ya aprovechaban bancos naturales de ostras y trasladaban los ejemplares de pequeño tamaño a zonas resguardadas y próximas a sus residencias, donde practicaban una especie de cultivo sobre el fondo. En 1673, un japonés, Gorohachi Koroshiya, observó por primera vez que las ostras se fijaban a cañas de bambú clavadas en las playas. Estas cañas podían transportarse después a otros lugares donde no hubiera predadores y además se podían cultivar moluscos no sólo en el fondo, sino aprovechando toda la columna de agua. En 1.920 se describe en Estados Unidos el primer método intensivo de reproducción y cría de larvas de ostras y entre 1937 y 1960 se desarrollan en Gran Bretaña las técnicas modernas de cría de larvas por parte del profesor Walne, cuyos métodos, con ligeras variaciones, son los que se emplean en la actualidad.
Entre las especies comúnmente producidas están: Ostra plana (Ostrea edulis), ostra japonesa u ostra rizada (Cassostrea gigas), ostra de roca de Sydney y Ostra de roca neozelandesa, (Saccostrea glomerata), ostra de barro australiana (Ostrea angasi), ostión de Virginia (Cassostrea virginica) y el ostión (del golfo de Cádiz) u ostra portuguesa (Crassostrea angulata). 
Actualmente, el cultivo de la ostra plana (Ostrea edulis), que era la más apreciada, se encuentra muy limitado en Europa. Las plagas y la sobreexplotación han generado su agotamiento. La ostra japonesa o del Pacifico, u ostra rizada (Crassostrea gigas), procedente de Japón, llegó a Europa en los años setenta. Gracias a su rápido crecimiento y adaptación a distintos entornos, la ostra japonesa es hoy la que más se cultiva en el mundo y por supuesto en Europa.
Las ostras se alimentan del fitoplancton del agua del mar, al igual que los mejillones. La temperatura ideal para el crecimiento de la ostra plana es de 15-20°C y sus límites de tolerancia térmica son 4°C y 25°C. Las especies del género Crassostrea tienen unos límites térmicos más amplios y su temperatura óptima se sitúa entre 19 y 25°C.
 Para la cría tradicional (4) se parte de semillas de pequeño tamaño recogida en los bancos naturales, que se traslada a bateas o instalaciones de engorde de diversos tipos. Sin embargo, es más frecuente que la semilla se obtenga directamente instalando colectores a los que se fijan las larvas pelágicas. Los colectores más frecuentes son tejas de barro o de PVC y conchas de ostra o de vieira. Se sitúan en puntos de la costa cercanos a bancos naturales.
Una vez que se han fijado las larvas, los colectores se llevan a lugares protegidos donde la temperatura del agua es adecuada y las condiciones del medio son más favorables, con riqueza suficiente de fitoplancton. Allí se mantienen hasta que alcanzan un tamaño de 1 a 3 cm para despegarlas del colector y pasarlas a las bateas introducidas en cestillos de plástico perforado, que luego se cuelgan de las cuerdas. Permanecen en la batea de 12 a 18 meses hasta que alcanzan la talla comercial.
Las ostras también pueden engordarse sobre el fondo, dejando que crezcan en parques o zonas acotadas y protegidas donde se “siembran” manualmente desde embarcaciones. Este procedimiento es mucho menos efectivo. Así mismo, hay sistemas de engorde en bandejas con bordes metálicos o de madera y fondos de malla que se sitúan sobre soportes a alturas adecuadas respecto a los niveles de pleamar y bajamar.
Sin embargo, ante la progresiva desaparición de los bancos naturales de ostras ha empezado a aplicarse técnicas de reproducción y cría de larvas en cautividad en criaderos, cuyo proceso de producción ya se ha tratado al comienzo de este capítulo. Luego, cuando estas larvas obtenidas en criadero, han alcanzado los 3 cm, aproximadamente, el engorde hasta tamaño comercial se realiza en bolsas, bandejas o bateas, tal como se ha descrito anteriormente.

Vieira. La tradicional concha de Santiago se presenta en las costas españolas en dos especies distintas: la Pecten máximus - en el Atlántico- y la Pecten jacobaeus -en el Mediterráneo- y aunque son especies distintas para fines de explicar su producción pueden considerarse iguales.
Para su cultivo (5) se comienza por recolectar la semilla silvestre. La vieira, como especie hermafrodita, dispone de gametos masculinos y femeninos; a lo largo de todo el verano se produce el desove, con fecundación exterior en el agua. Como colectores para recoger la semilla se utilizan grupos de pequeños sacos de red de nylon, dentro de los que se introduce otra red -apelotonada- de malla muy tupida. A través de este conjunto, que se sitúa en proximidad o alrededor de los reproductores, pasa el agua libremente (con el fitoplancton del que se alimentan) y las larvas de vieira se fijan con el biso a la red tupida; cuando están crecidas y se desprenden del biso se encuentran atrapadas por la red del saco exterior. Es el momento de procedes al engorde que se realiza en cultivos suspendidos o sobre el fondo hasta alcanzar el tamaño comercial.
En el sistema suspendido los colectores, formados por un conjunto de unos 12 sacos, se instalan por el sistema de "long line" (cuerda larga con flotadores y tiras colgando) a una profundidad de unos 10 m.
Otra vieira originaria del Pacífico asiático, que tiene un alto valor comercial, es la vieira japonesa (Patinopecten yessoensis) (6). Es una especie muy grande (10-22 cm de largo y 1 kg de peso) con un ciclo de vida de 10-12 años, y al contrario que otras especies de vieira, los sexos están diferenciados. Es hermafrodita protándrica madurando primeramente como machos y cambiando de sexo con la edad.
Aunque la especie es susceptible de cultivo en criadero, la producción mundial de vieira japonesa se basa casi enteramente en la captación de semilla silvestre y su engorde en cultivos suspendidos o sobre el fondo. Los métodos de cultivo se desarrollaron en Japón y se han expandido a otros países del Pacífico norte donde se cultiva esta especie. Está introducida en la costa del continente americano, incluso se produce industrialmente y países como Estados Unidos Unidos, México y Chile. China y Japón son los principales productores.

Cultivo del mejillón. El mejillón es un molusco bivalvo perteneciente a la familia de los Mitílidos y el género Mytilus, que se distribuye en aguas tropicales y templadas de todo el mundo. Posee valvas semejantes, de bordes lisos de color negro, pardo o azulado.
La amplia distribución del mejillón, tanto en su producción natural como cultivada, hace que exista una gran diversidad de especies, siendo las más destacadas las doce siguientes (7):
Mejillón - Mytilus edulis.
Mejillón - Mytilus galloprovincialis.
Mejillón de Chile o Cholito - Mytilus chilensis.
Mejillón canario. Perna perna.
Cholga - Aulacomya ater.
Mejillón Verde - Perna canaliculus.
Mejillón coreano - Mytilus coruscus.
Mejillón de plata - Mytilus platensis.
Mejillón de Australia - Mytilus planulatus.
Choro - Choromytilus chorus.
Modiolos - Modilus spp.
El mejillón en España se encuentra representado principalmente por la especie objeto de cultivo Mytilus galloprovincialis. La producción de mejillón salvaje es muy inferior a la producción del mejillón cultivado. Tan sólo Galicia suma más de la mitad de la producción mundial de mejillón con sus más de 200.000 t/año...
El origen del cultivo del mejillón se lo debemos a un pescador irlandés, Patrick Walton (8) que en 1.235 naufragó en la costa noroeste de Francia. En plena Bretaña francesa Patrick colocaba sus redes con el fin de obtener el que sería su sustento basado en pescado y aves marinas, sin embargo de este modo descubrió como se fijaban los mejillones y crecían adheridos a sus artes de pesca. De ahí nació el cultivo de mejillones en estaca, método que se sigue practicando en esta zona francesa.
Pero no es hasta el siglo XIX cuando comienzan a producirse las primeras experiencias de cultivo (9). Don Paz Granells cita en 1.869 que en Carril (Ría de Arousa) los mariscadores convertían en mejilloneras los antiguos viveros de ostras. Durante las primeras décadas del siglo XX se intensifican los intentos de lograr un cultivo estable en cercados o estacas, pero no es hasta los años 40 cuando se inicia el gran desarrollo de la miticultura gallega, cuando el señor Ozores Saavedra que llevaba tiempo intentando criar mejillones sobre estacas, cambia de método y decide intentar el cultivo de mejillones suspendidos, de modo que en 1945 se fondea en la ría de Arousa la primera batea con resultados muy esperanzadores, y al año siguiente ya había diez, y así hasta la siguiente década que fue la de la expansión de la miticultura gallega.
La batea es un vivero flotante constituido por un entramado de madera de forma más o menos rectangular, sobre el que se atan las cuerdas de mejillón. La batea se mantiene suspendida mediante un sistema de flotadores.
El proceso de cultivo del mejillón hoy se divide en varias etapas (10):
– Obtención de la semilla: en las bateas los machos y hembras de mejillón cultivado echan los gametos al mar, donde se produce la fecundación, dando origen a larvas que posteriormente se fijarán a las rocas.
En los meses de diciembre a abril, se recogen, utilizando raquetas, las semillas de estas rocas. Además, donde las condiciones ambientales son favorables, la recolección de la semilla se realiza también mediante cuerdas colectoras especialmente diseñadas para que las larvas de mejillón se adhieran. Las cuerdas colectoras se cuelgan en la batea en los meses de marzo a junio, época de desove, momento en el que se adhieren las larvas que, con el paso del tiempo, se convertirán en mejillón.
– Encordado: la semilla de un tamaño de 1-2 cm. se lleva a la batea o al barco y se procede a la confección de las “cuerdas de semilla”. La semilla se envuelve sobre la cuerda con la ayuda de una fina red biodegradable de rayón, dándole al mejillón el tiempo suficiente para que se fije sobre la cuerda. Esta operación se hace bien manualmente o con máquinas especialmente diseñadas para ese fin, las encordadoras.
– Desdoble: después de 4 á 6 meses en el mar, cuando el mejillón alcanza los 4,5 o 5,5 cm., se procede al izado de las cuerdas de semilla. Debido al considerable aumento de peso del mejillón, se hace necesario el desdoble de las cuerdas, esto es, la confección de nuevas cuerdas de densidad menor. Con esto se facilita el crecimiento del mejillón, además de evitar su desprendimiento de las cuerdas. Por cada “cuerda de semilla” se obtienen entre dos o tres “cuerdas de desdoble” que se echan al mar hasta su comercialización.
– Cosecha y selección: después de aproximadamente un año, el mejillón de desdoble alcanza la talla comercial. Las cuerdas son retiradas del agua, se limpia, selecciona y queda listo para su comercialización.
       Además del mytilus galloprovincalis o mejillón del mediterráneo, que además de en la costa gallega se cultiva en todo el mediterráneo: sur de Francia, Italia, Grecia, Albania, Turquía, Argelia y Marruecos, se cultivan el mytulis edulis (mejillón común o atlántico), presente en todas las aguas de Europa (Irlanda, Bretaña…), en EEUU, Canadá, así como en China, y el mytilus chilensis, (chorochorito, o quilmahue) que se encuentra en el pacífico en las costas peruanas y chilenas, y en el atlántico en Brasil y en las Malvinas. En Chile, se cultiva el chorito desde los años 60.
Ahora bien, no todos los mejillones se cultivan con las mismas técnicas en todas zonas. Además del sistema de ba-teas, que como acabamos de ver es el más empleado en España, tenemos los siguientes sistemas (11):
- Cultivo en estacas. Técnica que se puede remontar al siglo XIII en Francia y que consiste en postes verticales de madera clavados en la zona intermareal alrededor de los cuales se enrollan cuerdas de fibras de coco donde vienen a agarrarse los mejillones. En la mitad de la crianza, se añade una red para que los moluscos no se desenganchen. Esta técnica requiere una zona de grandes mareas para que los postes puedan ser cubiertos cuando la marea es alta y accesibles para los miticultores a marea baja. El cultivo en estaca se localiza esencialmente en las costas del norte de Francia (Bretaña, Normandía…)
- Cultivo en longlines (cuerdas) con boyas plásticas flotantes: los flotadores se conectan gracias a líneas horizontales sosteniendo cuerdas verticales donde se cuelgan los mejillones. De esta forma, los moluscos están continuamente en el agua. Esta técnica de cultivo es la más reciente (1970), y se práctica en países como Irlanda, Nueva-Zelanda o Chile.

Otros bivalvos. Los científicos nos hablan de posibilidades de cultivo de otras especies de bivalvos, entre los que no debemos olvidar a los berberechos (Cerastoderma edule), que, junto con las chirlas (Chamelea gallina), son muy apropiados para el cultivo extensivo en bancos naturales.
Tal cultivo se reduce en la práctica al cuidado de los fondos (eliminaciones de algas y de estrellas, oxigenación del sustrato "arándolo"), al rareo y resiembra (si la población es excesiva) y a la observancia de la tasa del esfuerzo sostenible, que en la práctica se limita al respeto a la talla mínima de extracción autorizada (talla comercial).

La domesticación de cefalópodos.
Las pesquerías mundiales de estas especies como los pulpos, calamares, sepias o nautilos han incrementado sus capturas durante los últimos años de una forma significativa, multiplicándose por ocho el volumen desembarcado (12). Además, los cefalópodos poseen unas elevadas tasas de crecimiento y un ciclo de vida corto, lo que les convierte en unos candidatos ideales para la acuicultura.
Esto ha hecho que investigadores de todo el mundo se vuelquen en estudiar la manera de domesticar estas especies y criarlas en cautividad. Sin embargo, los requerimientos alimentarios de los cefalópodos durante sus primeras fases de desarrollo son difíciles de obtener y los científicos aún no han conseguido formular una dieta ade-cuada. “El problema fundamental del cultivo de la mayoría de los cefalópodos es conseguir durante los primeras dos meses de viva la alimentación viva adecuada para obtener valores aceptables de supervivencia”, explica José Iglesias, investigador del Centro Oceanográfico de Vigo (12).

El pulpo común Octopus vulgaris es una especie candidata para la acuicultura ya que posee un alto precio y gran demanda de mercado, tanto a nivel europeo (España, Portugal, Italia) como mundial (Japón, Corea, México). Es una especie de hábitos bentónicos, tiene un ciclo de vida corto (menos de 2 años), se caracteriza por un crecimiento rápido (entre 0.5 y 1 kg al mes) y se adapta fácilmente a condiciones de cultivo. En la actualidad se comercializan pulpos engordados en jaulas tras ser capturados en el mar como el pulpo común (Octopus vulgaris) en España, el pulpo rojo (Octopus maya) en México y otras especies en países asiáticos. Sin embargo, aún queda mucho por investigar para lograr el cultivo integral de estas especies.
Como en cualquier cefalópodo la principal dificultad con que se enfrenta el cultivo del pulpo es la mortalidad de las paralarvas en cautividad; sin embargo, los resultados del engorde tanto en tanques como en bateas, son espectaculares. Para ello se capturan ejemplares salvajes de 750 g y se engordan en ciclos de 3- 4 meses en jaulas flotantes, utilizando como alimento especies de descarte de la pesca local. Las jaulas están formadas por un armazón de acero cubierto por malla metálica para evitar escapes. Las características rígidas de estas jaulas limitan su uso a zonas de aguas tranquilas, ya que la colocación en zonas expuestas de gran oleaje ha dado malos resultados, asociados al stress de los ejemplares acostumbrados a una vida tranquila en el fondo. Además, el aumento de la mortalidad durante la fase de engorde está asociado al aumento de la temperatura en verano y la bajada de la salinidad por lluvias copiosas en invierno (13). También se está investigando, con buenos resultados, el engorde en jaulas sumergibles situadas sobre el fondo del mar
Como quedo dicho el principal problema para el cultivo industrial del pulpo reside en la dificultad de su cultivo larvario, asociada a deficiencias nutricionales presentes en las presas vivas comúnmente usadas en el cultivo larvario de peces. Sin embargo, recientemente investigadores (13) del IEO  de Vigo han conseguido cerrar el ciclo biológico de esta especie en cautividad, utilizando una mezcla de presas vivas que incluía larvas de centollo.
 Actualmente se están trabajando en un proyecto de la Junta Nacional de Cultivos Marinos en el desarrollo de técnicas de cultivo larvario del pulpo, por lo que en el plazo más o menos breve se espera lograr importantes avances en el cultivo larvario de esta especie.

Cultivo de la jibia, sepia o choco.  En Japón y EE.UU. junto con el pulpo y el calamar, se cultiva la jibia (de los géneros Sepia y Sepiella) con cierto éxito (5). Para ello se parte de los huevos que se encuentran fácilmente pegados a las algas en la costa. La puesta en cautividad, partiendo de progenitores maduros, resulta antieconómica según los técnicos japoneses.
Tienen sexo separado y la reproducción precisa cópula, poniendo la hembra huevos sueltos o en racimo, según especies. Los racimos de huevos aislados han de ser separados cuidadosamente, colocándose los huevos aislados sobre una tela de malla de plástico, a media agua, en la bandeja de cultivo. Durante su incubación se mantienen éstas a oscuras, lográndose así eclosiones del 90 por 100.
Tras el período de incubación del huevo nacen los juveniles, que comienzan su alimentación a los dos días, debiéndoseles suministrar pequeños crustáceos durante un mes y medio, en que alcanzan talla de unos 3 cm. Pasado este período, del que se conocen un 75% de supervivencia, pueden alimentarse de pescado o crustáceos, siendo la dieta recomendada dos veces al día el 10% de su peso en piezas enteras. A los 5 meses se logran ejemplares de 0,5 kg.
En España por parte del Instituto Español de Oceanografía se viene estudiando el cultivo de la sepia oficinales en distintas Comunidades Autónomas: Cantabria, Galicia, Canarias, Andalucia… En otros países como Portugal también se está trabajando con el choco o sepia (Sepia oficinales) con muy buenos resultados.

Calamares. Las potas son cultivadas en EEUU y Japón con bastante éxito. En EE.UU. se cultiva el calamar con fines de investigación médica (neurobiología) por disponer de gruesas fibras nerviosas.
        Los calamares son animales difíciles de adaptar al cultivo, entre otras causas por la dificultad de disponer de huevos. Estos se podrían obtener capturándolos en la naturaleza, por puestas en cautividad o por el uso de técnicas de fecundación in vitro. Los dos primeros métodos presentan muy serias dificultades, mientras que la fertilización in vitro, sin estar exenta de dificultades, es la técnica más accesible en la actualidad para avanzar en el conocimiento de los embriones y paralarvas de los calamares, lo que facilitaría la cría en cautividad. No obstante, la dependencia de estos huevos fertilizados, el canibalismo y la dificultad de la alimentación son los factores que, han frenado el cultivo industrial de estas especies de tan rápido crecimiento

Referencias.
(1) Acuicultura: Cultivos: moluscos:introducción - Natureduca
https://natureduca.com/acuicultura-cultivos-moluscos-introduccion.php

(2) El criadero de moluscos bivalvos - ministerio de Agricultura...
www.mapama.gob.es/app/jacumar/recursos.../196_unid_didac_moluscos6.pdf

(3) [PDF] Almejas
www.mapama.gob.es/app/jacumar/especies/Documentos/Almejas.pdf 

(4) Acuicultura marina IV. Ostricultura
Blanca Mas Alvarez y José Alejandro Tiana Mariscal
Departamento de Producciones Animales de la Facultad de Veterinaria de Madrid
www.mapama.gob.es/ministerio/pags/.../pdf_REA%5CREA_1985_05_109_113.pdf

(5) Acuicultura: Cultivos: moluscos: almejas, vieriasy cefalópodos...
https://natureduca.com/acuicultura-cultivos-moluscos-almejas-vieiras-y-cefalopodos-0...

(6) Vieira japonesa Patinopecten yessoensis
FAO Fisheries & Acuaculture - Cultured aquatic species fact sheets...
www.fao.org › FAO › Pesca y Acuicultura

(7) El mercado del mejillón en España - Ministerio de Agricultura y Pesca...
www.mapama.gob.es/es/pesca/temas/mercados.../mejillonjulio2015_tcm7-421826.pdf

(8) Miticultura y los origenes del cultivo del mejillón - Mundo de Gea
www.alchata.es/?p=1382

(9) El Mejillón en Galicia - Historia
elmejillon.ucoz.com/index/historia/0-7

(10) Mexillon de Galicia / Técnicas de cultivo
https://www.mexillondegalicia.org/?page_id=28

(11) Los distintos tipos de cultivo de mejillón - Bluscos Turismo Marinero
bluscus.es ›...› Los distintos tipos de cultivo del mejillón

(12) Las claves para cultivar pulpos; calamares y sepias, en un libro de 50...
www.rtve.es › Noticias › Ciencia y tecnología

(13) Juan Estefanell. El pulpo común: candidato para la acuicultura - Acceda ULPGC
https://acceda.ulpgc.es:8443/bitstream/10553/11880/1/0231633_00038_0004.pdf